III

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Mis ojos están en mi contra. Lo que veo es imposible. Estoy aquí pero estoy allá. Todo me da vueltas. Corro, literalmente, para salir de esta casa, me veo inmerso en una total oscuridad al llegar al comienzo de las escaleras. La maldita risa que se burla de mi pequeño cerebro empieza a actuar. La ignoro. Me sostengo del pasamanos al bajar escalón por escalón.

La siento de nuevo, la presión tras de mí, algo me acecha, me detengo, y sin girarme, ya que igual no veo nada pregunto:

—¿Quién eres? ¿Qué quieres de mí?

Como respuesta siento un contacto en mi espalda que con fuerza me empuja hacia el frente, sin poder evitarlo me estrello contra los escalones y con las diferencias de altura sufro heridas con los bordes, siento como se hunden en mí, desfigurando mi silueta particular, esparzo jugos ácidos, lo sé porque siento el líquido emanar de mí,y también se fractura mi tallo. El dolor es tan general que no puedo concentrarme y asegurar qué herida me causa más sufrimiento. No puedo moverme.Intento sacar palabras de mi boca, pero solo salen lágrimas de mis ojos y una respiración ahogada antes de... ya no sentir.

¿Quién es la fruta podrida?Where stories live. Discover now