Capítulo 21

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Llevaba delante de la puerta un buen rato, apoyado contra la pared, clavándose las uñas en el brazo con tanta fuerza que empezaba a atravesar la camiseta. Volvió a hacerlo cuando otro grito atravesó la habitación. Escuchó la risa de Hidan -tan inconfundible- antes de un gruñido mezclado con un sollozo.

-¡Sasuke! ¡Vamos, entra! ¡Te estás perdiendo lo mejor!

Procediendo de cualquier otra persona, lo habría ignorado por completo. Viniendo de él, habría obedecido de inmediato, sin vacilar. Pero en esa situación se permitió dudar un instante. La mano le tembló un momento sobre el pomo de la puerta.

Hidan estaba jugueteando con la guadaña que siempre llevaba. Se la colocó al hombro con una sonrisa, antes de arremeter un certero golpe contra su muslo.

Naruto soltó un chillido. Sasuke le escuchó forcejear contra las ataduras, haciéndose sangre. No era nada comparado con la que empezaba a deslizarse por su pierna. Sasuke sabía que Hidan no fallaría. No le habría acertado en la arteria femoral.

Pero, visto lo visto, no haría falta. A este paso, lo matarían en un par de días.

El rubio soltó un gemido. Apretaba los dientes para no llorar. Sasuke había hecho tantas veces ese gesto que era fácil reconocerlo en otro, aunque fuera por un leve movimiento de mandíbula.

-Naru, Naru, Naru. ¡Mírate! ¿Dónde está tu papá ahora? -Hidan soltó una carcajada. Sasuke lo miró de reojo. Craso error.

-¡Sasuke! ¡Casi ni me había dado cuenta de que estabas aquí! -desenterró la hoja de la pierna del rubio sin miramiento ninguno. Este soltó un gemido. Se echó la gigantesca arma al hombro y se giró para mirarlo.

-Perdona mis modales. -le señaló una mesa llena de armas blancas. Si no estaban manchadas todas de sangre, sí la gran mayoría. Le recorrió un escalofrío. -¿Quieres probar?

El moreno negó rápidamente con la cabeza. Hidan se encogió de hombros, para después sonreír.

-Tú te lo pierdes. ¡Venga, pero si es la monda!

Hidan alzó la guadaña, dispuesta a descargarla sobre su cabeza. El rubio ni siquiera se movió. Estaba en el suelo, echo un ovillo, temblando.

-¡Venga, lloriquea! ¡Llama a tu papá, a tu mamá! -soltó una carcajada. -¡Venga, venga!

Naruto soltó una risita. Sasuke lo miró, entre la incredulidad y el horror.

-Que... te jodan... capullo...

Hidan pareció molesto durante un segundo. Después soltó una gigantesca carcajada.

-¡Me caes bien, chico! Es una pena que tengamos que matarte -soltó una risita. Ese era Hidan. Un puto loco con el que más te valía no meterte.

-Hidan.

Itachi intervino en el momento justo. Sasuke no quería saber qué haría después de que Naruto le hubiera provocado.

-Itachi. -estaba claro por ese tono que le había molestado. Su hermano también pareció darse cuenta, porque se encogió levemente. -¿Qué quieres?

-Tenemos nueva información.

Hidan se mordió el labio, pero terminó por sonreír.

-Muy bien, Naru. Te libras por ahora. Sasuke, vigílale, ¿quieres?

El moreno fue a replicar, pero se lo pensó mejor. Asintió levemente con la cabeza, clavando la vista en el suelo. Ambos hombres salieron, susurrando entre ellos.

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