Capítulo 3

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—Así que ¿Me vas a decir lo que pasó el martes a última hora de forma voluntaria o me vas a condenar a vivir a base de rumores? —soltó Lou Ellen nada más verlo la mañana del jueves —Silena, de veterinaria, me ha dicho que su prima, Drew, le ha dicho que no recuerdo quien le ha chivado que pasó algo en anatomía y que tú y el tal Nico estáis implicados. Honestamente, Will, no entiendo como pensaste que no me iba a enterar.

Lou llevaba una ceja (perfectamente depilada y perfilada, decorada con piercings) levantada de serie, así que levantarla más no tendría que ser posible. Aún y así, lo consiguió, y Will soltó una risotada.

—Está bien, está bien. Si me traes una lata de Lipton te lo cuento todo —dijo Will, aún sonriendo. Negociar con Lou Ellen normalmente no daba resultado, pero la curiosidad chiporroteaba en los ojos verdes de la chica. Si había una oportunidad de conseguir algo de ella, era esa.

Por supuesto, Lou se hizo de rogar pero le acabó comprando una lata de Lipton de melocotón y Will cumplió el trato y la puso al día.

—En resumen los imbéciles de tus "amigos" la han cagado colosalmente y eso te ha dado la oportunidad que necesitabas para interactuar con el chico de tus sueños.

—No es el chico de mis sueños —protestó él.

—Sueñas con él como mínimo dos veces al mes desde los ocho años, Will —repuso Lou— si eso no es ser el chico de tus sueños, entonces no sé que puede serlo.

—Pero Nico es real. Lo conocí en persona y ahora lo he vuelto a encontrar. Eso tiene que servir de algo.

Ella negó con la cabeza, sonriendo pícaramente.

—Hablando del chico de tus sueños —empezó.

—¡Que no es el chico de mis sueños!

—Cállate y mira allí —Lou señaló justo detrás suyo, a la cafetería que había al otro lado de la calle.

Will sintió como si su corazón hubiese decidido hacer puenting sin cuerda cuando vio a Nico sentado en la terraza, con una taza enfrente y unos enormes cascos de música cubriéndole las orejas. Estaba inclinado sobre su cuaderno de dibujo, como era habitual, y llevaba el pelo oscuro recogido en una precaria coleta a media cabeza. Se le habían soltado varios mechones y éstos bailoteaban por culpa de la brisa y le fregaban la mejilla, algo que no parecía cómodo. Sin embargo,ni se inmutaba. Estaba demasiado concentrado en lo que fuese que estuviese dibujando.

—Bueno, cariño, me voy —anunció su prima, dándole una sonora palmada en la espalda, para después guiñarle el ojo —aprovecha ahora, es un blanco fácil.

—C-como que "blanco fácil"—murmuro, sintiendo como se le sonrojaban las mejillas. Lou hizo mutis por el foro y desapareció a toda prisa entre risotadas que a Will le parecieron muy malvadas.

Se preparó mentalmente, respirando hondo. Puede que llamarlo "blanco fácil" fuese pasarse un poco, pero lo cierto es que era complicado ver a Nico por el campus, y verlo solo, sin las dos torres de amigos que normalmente le acompañaban (Percy Jackson, el campeón de natación de la universidad, y Jason Grace, el líder del club de debate. Dos celebridades, vaya), era casi un milagro. Tenía que aprovechar ahora que podía dar otro paso, acercarse a él...

Nico estaba dibujando a una chica con alas en la espalda. Alas rotas, machacadas. La chica miraba un camino que llevaba a una ciudad en llamas. Era un dibujo a tinta, había usado solo la plumilla que Will había recogido el martes. No era un experto en arte, pero sabía que dibujar algo así era complicado sin haber usado lápiz antes. Will tragó en seco y se sentó a su lado, intentando sonreír.

—Buenos días —dijo, escuchando los latidos de su propio corazón en las orejas.

Nico levantó la cabeza del dibujo, con el ceño fruncido, pero suavizó un poco su expresión cuando lo reconoció.

—Son casi las tres de la tarde, ¿como que "buenos días"? —murmuró, y Will sonrió, esta vez ampliamente.

—Me gusta tu dibujo. ¿Quien es? —las mejillas de Nico adoptaron un bonito color rosado, y escondió la cara detrás de los mechones sueltos de su cabello. Era adorable.

—Uh, nadie en especial. Es solo un esbozo —contestó, intentando esquivarlo.

—Es un dibujo impresionante. Ya sé que estudias Bellas Artes y que es una tontería decirlo, pero dibujas muy bien.

—No tanto... —Will rió al ver como Nico intentaba desaparecer en la silla. No sabía aceptar cumplidos, saltaba a la vista.

El chico volvió a ponerse a dibujar nerviosamente, repasando algunos trazos. Will observó la chica del dibujo con curiosidad, quería saber que significaba aquel dibujo para Nico. Y si realmente aquel era solo un esbozo, quería verlo dibujar en serio. Que le explicase el porqué de sus obras. Para comprenderlo, para saber más de él.

—Tengo una propuesta para ti —anunció, captando su atención. El muchacho paró de dibujar y lo miró, expectante.

—No he podido evitar darme cuenta de que siempre te sientas solo en clase, y habitualmente al final de todo. Creo que eso ha contribuido bastante a formar la (mala) fama que tienes —Nico abrió la boca, dispuesto a protestar, con el ceño más fruncido que nunca —Venga, no me vas a decir ahora que te da igual, ¿verdad?

Me da igual —dijo él, lentamente.

—No te creo. Y como no te creo, vengo a proponerte que te sientes a mi lado los martes a última hora, ¿qué te parece? —Will sonrió, y no dejó que su sonrisa decayese cuando Nico lo miró como si se le hubiese caído un tornillo de la cabeza —Venga, no es tan mala idea, sobretodo si tenemos en cuenta que si no te sientas conmigo, nos estaremos sentando los dos solos, y eso sería una tontería.

—¿Solo? ¿? Venga ya

—Sí, no quiero volver a sentarme con los mismos que se han estado dedicando a reírse de ti durante semanas. Al principio pensé que se darían cuenta de su error, pero después del otro día... bueno, ya no lo creo, y no me apetece continuar sentándome con ellos —respondió Will muy seriamente. Nico mudó el semblante y lo observó en silencio durante unos segundos eternos.

—Bueno, está bien. Me sentaré contigo —cedió. Y antes de que Will pudiese decir nada fruto de la emoción, levantó las manos pidiendo calma —pero eso no significa que vayas a poder perder el tiempo en clase hablando conmigo. Puede que a esa hora yo ya haya acabado mi horario, pero tú no. Y yo odio dibujar y que haya alguien taladrándome la cabeza...

Su voz se apagó lentamente cuando se dio cuenta de que la sonrisa de Will no paraba de crecer y crecer. Estaba tan feliz que no podría disimular su alegría ni intentándolo. Estaba tan feliz que incluso cuando vio aparecer a lo lejos a Percy y a Jason, y decidió que era hora de ir a buscar a Lou Ellen, no se entristeció ni un poquito.

the kids from yesterday · solangeloWhere stories live. Discover now