Logré distinguir todo tipo de gente, de diferentes países y diferentes culturas. Y es que aquella institución era abierta a todas las nacionalidades -aunque aquello solía ser algo común-, pero era especializada en cualquier idioma o cultura que existiese. Un punto a favor para nosotros, quienes éramos asiáticos y aquí en Estados Unidos, todavía no nos librábamos al cien por cien del rancio racismo. La cruda realidad

Unos golpes  fuertes en el coche me sobresaltaron, haciéndome voltear y encontrándome con dos chicos idénticos golpeando el capó del auto con una sonrisa divertida. Uno de ellos llevaba el cabello verde y el otro rubio, pero el parecido era sorprendente. Eran completamente iguales.

  —¡Aquí está el macho alfa! —gritó el rubio, deslizando la mano por la tapicería hasta llegar a la ventanilla donde se encontraba Jin. 

Mi hermano tan sólo reía por lo bajo.

  —Joder, ¿te has vuelto a cambiar el color de cabello, Suga?

  —Es lo que me caracteriza, ¿no crees? 

  —Suerte en encontrar un aparcamiento, está todo completo. Parece que han venido muchos alumnos nuevos este año... —el de melena verde desvió la mirada hacia mí y alzó una ceja divertido, para segundos después colar la mano por la ventana de Jin y golpearle el hombro—. ¡Hey! La princesa consiguió novia.

No reaccioné a lo dicho, únicamente pude admirar asombrada cómo aquellos dos hombres eran totalmente parecidos, a diferencia de que el rubio contenía un piercing en el labio inferior y varios tatuajes por los brazos. Mi hermano soltó una carcajada fuerte y negó rápido con la cabeza, dándome un golpe en la nuca que me hizo gruñir al segundo.

  —Yoongi, ella es mi hermana.

  —Eso es más coherente.

Esta vez, SeokJin sacó el brazo y le golpeó graciosamente las pelotas, antes de pisar el acelerador y adentrarse en el estacionamiento en busca de un lugar libre. Nos detuvimos junto a un precioso Audi R8 de color negro y mi ceño se frunció, admirando el coche mientras me colgaba la mochila al hombro y cerraba la puerta del nuestro. Otro Cadillac Eldorado llamó mi atención y me tomé el tiempo en observarlo, ensimismada. Para no ser una universidad de clase alta, habían bastantes autos lujosos.
Gracias a mi padre y mi hermano, había crecido bastante metida en la cultura de los coches, siendo arrastrada desde pequeña a exhibiciones de vehículos clásicos y rodeada de revistas de todo tipo de autos esparcidas por casa. 

  —¿Aquellos eran gemelos? —murmuré al alcanzar a mi hermano, aún sorprendida. Era una pregunta obvia, pero él asintió sonriente.

  —Suga y Yoongi. Son de mis mejores amigos.

  —¿Qué clase de persona se llama Suga? —carcajeé para mi misma, burlándome de aquél nombre que me pareció estúpido.

  —En realidad se llama Agust, pero nunca lo menciones así. No le gusta para nada.

  —Pues a mí me parece un nombre más convincente.

 —Sólo mis amigos y yo lo llamamos así a veces para molestarlo.

 —¿Tienes muchos? Nunca has llevado a nadie a casa.

  —¡Por favor!, soy popular aquí. —hizo un gesto con su mano y me reí en su intento de parecer desinteresado y popular, ladeando la cabeza.

  —Esto va a estar gracioso.

En cuanto pisamos el césped y nos metimos entre todo el barullo de gente, pude distinguir a unas chicas bailando alegremente junto a los músicos que tocaban; llevaban una falda corta y un top con el logo de la Universidad, mientras gritaban "International Skool Luv",  agitaban unos pompones en sus manos y daban algunos pequeños grititos. Sus sonrisas eran demasiado forzadas para ser reales.

Ah, las típicas animadoras.

Lo que me espera.

Jin me tomó por el brazo y me arrastró hacia un lado del jardín, guiándome hasta llegar a un grupo de chicos ocupando un árbol. Dos de ellos se encontraban subidos en las ramas, mientras que los tres restantes estaban tumbados bajo la sombra charlando tranquilamente. Distinguí a los gemelos, el del cabello verde estaba subido en una de las ramas junto con un chico de sonrisa enorme que reía en carcajadas estruendosas, aplaudiendo.

  —¿Ese es Jin? —habló el de gafas de sol y cabello rosa, se mantenía cruzado de brazos con una mueca de disgusto—. Hasta él consiguió novia. ¿Qué mierda me está pasando?

  —¡Cuanto tiempo! Estuviste perdido todas las vacaciones. —un castaño con sonrisa cuadrada notó mi presencia, pero antes de poder comentar algo mi hermano se adelantó, pasando un brazo por mis hombros.

  —Es mi hermana pequeña, así que cuidar lo que decís delante de ella, ¿capisci?

  —A nosotros supongo que ya nos conoces. —habló el de tatuajes con una mueca, Suga. O Agust, como sea que se llamase en realidad.

Asentí desinteresada con la cabeza y acomodé mejor la mochila sobre mis hombros, inquieta. Con algo con lo que detestaba lidiar era con grupos de chicos y esta no era la excepción; nunca me había entendido bien con el género masculino y, sin contar a Jin, básicamente detestaba a cada hombre que se cruzaba por mi camino. Había crecido en un colegio femenino, rodeada de mujeres y sin cruzar alguna palabra con chicos. 

Por eso mismo, quizá era una de las razones por las que soy lesbiana.

  —Me llamo Brooke —murmuré por fin, sintiendo esta vez todas las miradas de ellos en mí. Afirmé el agarre en mi mochila repleta de libros, incómoda por toda aquella situación.

El de gafas de sol soltó un resoplido y dejó caer su espalda sobre el tronco del árbol, recostándose de mala gana mientras Jin se sentaba en el suelo y tiraba de mi brazo para sentarme a un lado de él. El castaño agrandó su sonrisa y se inclinó eufóricamente en forma de saludo, casi golpeándose la cabeza contra la hierba.

  —Yo soy Taehyung.

  —¡Yo Hoseok! —alcé la vista hasta la rama del árbol y ahí estaba el de risa graciosa, agitando su mano con fuerza. La rama se sacudió levemente por el movimiento haciendo gruñir a Yoongi, parecía estar dormido.

Esperé a que el de cabello rosa se presentase, pero eso nunca sucedió. Aparentemente estaba de mal humor; mi hermano le restó importancia encogiéndose de hombros.

  —Tranquila, es que está en abstinencia.

  —¿Es adicto a alguna droga o algo así? —pregunté curiosa, dedicándole una mirada de desaprobación. No me gustaba que SeokJin tuviera amistades mal influyentes o algo por el estilo, no lo veía fumando, bebiendo y drogándose.

No quería imaginarlo.

  —No, lleva dos días sin ver porno.

Todos nos giramos a ver al dueño de aquella voz y pronto nos encontramos a un chico con el cabello alborotado y una sonrisa impecable y coqueta. Llevaba una camiseta ajustada blanca que hacía marcar bien su cuerpo y, a pesar de mi sexualidad, sabía diferenciar si un hombre realmente estaba bueno o no. Y él era atractivo, no me iba a engañar.
A decir verdad, todos parecían sacados de un anuncio de cosmética, inclusive mi hermano. Jamás se había preocupado demasiado por sus notas de clase, pero sí por su apariencia y el estado de su piel. Desde pequeños, mamá no dejaba de repetir que nuestras personalidades estaban invertidas; mientras yo me pasaba el día estudiando y analizando las revistas de autos de papá, Seokjin prefería gastar horas frente al espejo probando productos para el cuidado de la piel.

Los ojos del recién llegado se clavaron fijamente en mí con curiosidad y dejó caer su mochila al suelo, llevándose la mano al cabello para echarlo hacia atrás en un movimiento lento, sin apartar la mirada.

  —Encantado, yo soy Jimin.

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{Capítulo editado}

Parece que Jimin no será el único que tenga hermanos je.

Este es el primer capítulo, quizás no esté demasiado bien pero mejorará con el tiempo (:

Por favor, dejen sus opiniones en comentarios, me gustaría ver si os gusta o no

Trillizos Park. - bts.Where stories live. Discover now