VI

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– Hermano – colocó los folios entre las manos de Mason–. Esto te dará la libertad para empezar de cero – su amigo abrió la boca para interrumpirle pero Ryan no se lo permitió–. Necesito que cuando salgamos por esa puerta – señaló la salida– te dirijas a la oficina del fiscal en el juzgado y se las entregues. Debes empezar de cero y cuidar de Amber, alejarla de esta vida que nos ha consumido durante tantos años. Prométemelo.

Los ojos de Mason se comenzaron a llenar de lágrimas mientras apretaba los papeles entre sus manos, sorbió un par de veces con la nariz y asintió con la cabeza.

– Lo haré por ella – pasó su brazo tras el cuello de Ryan y le habló a la oreja–. Prometo que voy a alejarla de esta vida.

Ambos se miraron, Mason sabía lo que iba a ocurrir con Ryan sin que éste le dijera nada. La vida que habían llevado solo les dejaba una única salida. Mason fue a la habitación de Amber, le ayudó a preparar una maleta y la llevó al exterior para cargarla en el coche de Chloe que estaba aparcado en la entrada. Ryan llamó a su hija con un gesto.

– Cielo – le dijo que se sentara con un gesto en el sofá y él se agachó frente a ella agarrándole las manos–. Ayer dijiste que sabes cómo va a acabar esto. Sabes perfectamente lo que debo hacer ahora y lo que ocurrirá conmigo – ella comenzó a temblar y la tristeza se apoderó de su rostro –. Sabes que tú y tu madre sois lo que más amo en esta vida. Ella ha muerto por culpa de mis decisiones y ahora debo vengar su muerte. Supongo que necesito redimirme. Mason cuidará de ti, vais a iros muy lejos de aquí y de esta espiral de decadencia que durante tanto tiempo he llamado vida. Espero que me recuerdes por todos los buenos momentos que pasamos los tres, y no por lo malo. Amber, te amo.

Ella no pudo decir nada, simplemente rompió en llanto y se aferró al cuello de su padre con todas las fuerzas que pudo reunir. Lloró sobre su hombro, sintió rabia y la profundidad de la tristeza que la invadía. Besó la mejilla de su padre y se dirigió hacia el exterior donde Mason la esperaba.

– Papá – se detuvo en el umbral de la puerta –. Siempre has sido un buen padre, te amo.

El dia se ha idoWhere stories live. Discover now