IV

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Mason y Ryan se adentraron en la cocina, el segundo abrió el frigorífico, entregó al otro un botellín de cerveza y cogió otro para él. Ambos se sentaron en la mesa sin decir una sola palabra.

– Mañana van a incinerarla donde siempre – Mason bebió un trago de su cerveza, con la intención de ahogar el dolor que esas palabras le causaban–.  Mike y Connor traerán aquí la urna, para que decidas que hacer con las cenizas.

Ryan asintió, luego bebió un largo trago de la cerveza. Dejó el botellín en la mesa y se dirigió al armario que estaba junto al frigorífico. De su interior extrajo una botella de Jack Daniels y dos vasos de chupito. Los colocó sobre la mesa llenándolos hasta el borde.

– Por Chloe – ambos bebieron el contenido de un trago.

Ryan se quedó observando el botellín de cerveza mientras arrancaba lentamente con la uña del pulgar la etiqueta de plástico trasparente. Sentía un nudo en el estómago dificultándole la respiración, incluso hasta el habla. Sentía temblarle el labio inferior y los ojos le quemaban por la sal de las lágrimas. La pierna derecha tenía un trémulo movimiento incontrolable de arriba abajo, y se sentía abatido, sin fuerzas.

Se quedaron toda la noche en guardia, vigilando la casa ante otro posible ataque esta vez en su propio hogar. Sin embargo todo estuvo tranquilo, no hubo más movimiento que el camión de la basura haciendo su recogida al amanecer. Poco después Robert y Louis llegaron a la casa con la urna que contenía las cenizas de la recién incinerada Chloe.

– Ya está hecho… – la voz de Ryan expresó una gran nostalgia–. Creo que ha sido mejor así, no soportaría volver a verla muerta, y no quería que Amber viera el estado en el que quedó su madre – colocó la urna sobre la mesa y la miró fijamente–. Amber decidirá qué hacer con ellas cuando hayamos acabado con esto.

El dia se ha idoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ