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Tenía una cerveza en la mano de la que bebía cortos sorbos entre charla y risa con sus hermanos del club de moteros “Cuervos”. El humo de los cigarros empañaba el ambiente obligándole a carraspear la garganta tras tomar una bocanada de aire. El fuerte olor del tabaco negro embotaba levemente los sentidos, haciéndole sentir de manera casi imperceptible distante de la realidad. Estaban todos sentados a la mesa en círculo. A su izquierda, su mejor amigo, Mason Lee, con el pelo castaño en una corta melena peinada hacia los lados, una larga perilla de chivo y el tatuaje de un cuervo asomando tras el cuello del chaleco de cuero. Sus ojos azules reflejaban su característica tristeza, acentuada más aún con el brillo sincero que emanaba en ellos con el alcohol.

-Ryan, ahí viene Chloe- Mason señaló con la cabeza tras el gran ventanal del local- Tan guapa como siempre, hermano.

Ryan giró la cabeza para observar aproximarse a su mujer. Colocó su largo cabello negro tras sus orejas, acarició cautelosamente la poblada y crecida barba como hacía siempre que estaba concentrado pensando y esbozó una gran sonrisa al ver a su mujer Chloe saludándole sonriente. Él volvió a voltearse para posar el botellín de cerveza sobre la gruesa mesa de madera a la vez que se ponía en pie para ir a recibir a su esposa a la puerta del local. Aquel era el lugar donde siempre se reunía el club de moteros, su cuartel general.

-Sin duda, esa mujer tiene algo realmente especial y único- Echó una rápida mirada a su amigo mientras se dirigía a la puerta- Aún me pregunto que vio en mí- terminó la frase con una airada risa.

El dia se ha idoWhere stories live. Discover now