—Todos tenemos un pasado, cariño —. Los labios de Joon hicieron un mohín—. Deberías hacer las paces con el tuyo.

Joon le lanzó un beso antes de dejarlo ir, Andrew terminó riendo y olvidó el asunto. Se encontró con Kass cuando volvió a levantar la mirada, quien había subido ambas piernas a la silla y sostenía su taza con ambas manos, oficialmente era adicta al chocolate caliente. La expresión en el rostro del chico le hizo comprender que, al menos por un instante, había olvidado que ella estaba ahí. Kass luchaba por contener una sonrisa mientras él carraspeaba para superar la vergüenza.

—Ustedes dos son tan lindos —dijo Kass, con clara intención de molestarlo.

—Sólo somos amigos...

—¿Y ella lo sabe?

Andrew soltó un suspiro y se pasó las manos por la cabeza. Su cabello había crecido un poco, pero era tan rizado que se apelmazaba sobre sí mismo, como si fuera un montón de algodón oscuro. Kass no veía cual era todo el problema.

—¿Qué? ¿Ella no te gusta? Es bonita —, Kass volvió el rostro hacia donde Joon se encontraba, cubriendo su fruta con azúcar y semillas, la morena ladeó la cabeza, dudando por un momento—. ¿Decide verse bonita?, ¿cómo luce en realidad?

Andrew se encogió de hombros.

—No lo sabemos. La información que encontramos de ella dice que comenzó a cambiar cuando era muy niña—. Andrew se concentró en su comida—. Eso ayudó que no la atraparan y le permitió moverse de un lugar al otro, hasta que no pudo hacerlo más. Si se lo preguntas te dirá que no tiene una idea de cómo debería lucir, así que no lo hagas.

Joon daba la sensación de que nada era capaz de molestarla, que podría con todo lo que le lanzaras y, cuando no, seguramente se transformaría en alguien que pudiera hacerlo. A Kass nunca se le hubiera ocurrido pensar que algo pudiera llegar a preocuparla o molestarla. Kass se obligó a recordar algo importante: aunque las personas en ese lugar parecían indestructibles, en el fondo eran sólo personas y eso era lo que importaba.

—¿Y que ahí de ti? —trató desviar la conversación hacia cualquier otra cosa.

Sabía de antemano que Andrew no estaba muy entusiasmado de responder a eso tampoco. Así que cuando la miró con una ceja encarnada, ella sonrió con inocencia. No era sólo que Andrew o Joon no estuvieran interesados en contar su vida antes de llegar a Dreamers, era que nadie estaba dispuesto a hablar de su vida antes de ese lugar. Era como si hubieran desechado todo recuerdo previo a su llegada. Y lo entendía cuando venía de personas como Andrew o Joon, que parecían muy lastimados o no sentirse orgullosos de su vida anterior. Pero ¿y los demás? Le parecía imposible que nadie tuviera un buen recuerdo o alguien que se estuviera comiendo las uñas por no tener noticias de ellos; tomando en cuenta que la población principal de Dreamers eran niños y adolescentes.

Kass estuvo a punto de agregar algo más, de exteriorizar todos esos pensamientos, pero no tuvo oportunidad. A su alrededor, las personas comenzaron a moverse en todas direcciones, murmurado los unos a los otros al grado de que un zumbido constante llenó la habitación. La morena miró desconcertada en todas direcciones, sin entender aquella reacción. Andrew soltó un suspiro de hartazgo.

—Elliot —soltó malhumorado.

***

"¿No crees que llama demasiado la atención?"

El comentario resonó en el interior de su cabeza. Samantha Reiz esbozó una sonrisa amplia a pesar de que estaba sola en el ala médica de Dreamers. Se encontraba terminando el inventario de suministros para la siguiente expedición. Repasaba los números y volvía a contar, era una ciencia delicada, necesitaba el número exacto para dividirlo entre los diferentes grupos de búsqueda. Nadie notaba cuando faltaban pequeñas dosis de esto o aquello, así que tomaba lo justo, además no podían hacer de los voluntarios llevaran cargamentos grandes, todo se hacía con exactitud y en varios golpes, era más fácil así.

Demons - EditadaWhere stories live. Discover now