"Ese es el caso, Rory." comentó con diversión. "¿Tú que piensas, Peyton?"

"Creo que lo disfruta, aunque se esfuerza en no demostrarlo." La entrenadora regresaba de una visita nocturna a los campos de cultivo, caminando en dirección a la puerta trasera del lago.

Samantha asintió y escuchó el bufido hastiado de Rory.

"¿Dónde estás ahora?" le preguntó Sam.

"Comedor. Me tocó ayudar con la cena. Nosotros mantenemos este lugar andando y es él quien se lleva toda la admiración."

"¿Quieres tener una horda de fanáticos adolescentes?" preguntó Peyton.

"Ugh, no." sentenció Rory

—Entonces deja de quejarte —. Sam habló en voz alta.

El silencio se instaló en su cabeza por un segundo. Usar su telepatía para una conversación a distancia la dejaba invalidada en el mundo físico, sus sentidos no estaban tan presentes como deberían estarlo, no podía percatarse con facilidad si alguien se aproximaba o reaccionar si alguien la atacaba, por eso hacía pausas para mirar alrededor, para asegurarse de que todo estuviera en orden. Se encaminó a una de las ventanas y abrió las cortinas para mirar afuera.

"¿Todo bien, Sam?" La voz de Peyton siempre era mucho más amable.

"Por supuesto, sólo pensaba en si deberíamos hablar con la super estrella..."

"Está ocupado en este momento, me temo." Una risa resonó en su cabeza cuando Peyton encontró divertido su propio comentario. "Kassandra acaba de salir a buscarlo."

Rory dijo algo que Sam no alcanzó a escuchar del todo, mejor así, ella adoraba a su amiga, pero sólo tenía cosas desagradables para decir. Los dedos de la chica tamborilearon contra el marco de la ventana. Las personas que quedaban en los terrenos comenzaban a caminar hacia el interior de la casa. Las cosas se movían un poco más lentas de lo que habría esperado, pero entendía que ir a la carrera no les traería nada bueno. Después hablaría con Elliot, tenían muchas cosas qué discutir.

***

Kass estaba dispuesta a negar que se había puesto de pie apenas Andrew mencionó el nombre de aquel chico. Negaría que se las arregló para abandonar el comedor abarrotado antes de que la cena terminara. También negaría preguntarle a la primera persona que encontró, la cual resultó ser Peyton, si sabía hacia donde había ido Elliot. De todas formas, no habría podido decirle a nadie cuál era la razón de su interés si les hubiera dado tiempo para preguntárselo. Se trataba de una mezcla de sentimientos: curiosidad por su personalidad tan extraña; sorpresa al enterarse que trabajaba, o algo así, para Miranda; interés al no terminar de entenderlo. De las pocas personas con las que hablaba, Elliot era del que menos sabía, él ni siquiera le había dicho su nombre cuando se conocieron.

Sus pasos se volvieron cautelosos cuando se acercó a la orilla del lago, a la distancia pudo distinguir la silueta del chico: estaba sentado en la playa de guijarros que rodeaba el lago, con la cabeza echada hacia atrás y su peso apoyado en los brazos. A Kass le parecía un poco extraño el contraste que había entre su estado actual y el de la última vez que lo vio en el bosque. Se lo notaba calmando, elegía usar es palabra, calmado, porque la otra opción era asumir que se veía derrotado, ella no quería eso. Las palabras de Miranda le dieron mucho en que pensar y, de una forma no tan inconsciente, había comenzado a desear que tuviese éxito, no sólo porque creyera que le convenía, sino porque pensaba que era importante.

—¿Vas a quedarte ahí toda la noche?

La voz del chico sobresaltó a Kass más de lo que ella llegó a pensar, se sentía atrapada y esa nunca había sido una sensación con la que supiera lidiar, pero tomando en cuenta que no valía la pena fingir que no estaba ahí, se las arregló para seguir avanzando y, al final, terminó por sentarse junto al chico. Su postura era mucho más incómoda que la suya, con las rodillas pegadas con firmeza al pecho. Elliot la miraba de reojo con una media sonrisa en los labios.

Demons - EditadaWhere stories live. Discover now