Lo inevitable

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Llevaba horas en el hospital esperando a que ocurriera lo inevitable. Mi hermana, Ema, gritaba de dolor retorciéndose en su camilla.

—La leucemia la está consumiendo —pensé.

Me dolía observar cómo caía su cabello a montones por la quimioterapia. Ahora, con su cabeza brillante y sus manos empuñadas, ella no hacía más que gritar.

— ¡Duele demasiado!—gritaba ella.

—La morfina ya no funciona. —le respondía el médico.

Estamos toda la familia reunida a su alrededor esperando lo inevitable: su muerte.

Vi el momento en que dejó de empuñar sus manos, cuando dejó de gritar. Su corazón ya no latía más.

—Al menos —pensé —ya no sufrirá.

Aventura IndescifrableWhere stories live. Discover now