El juzgado

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—¿Cómo se declara?—preguntó el juez.

—Inocente. —contestó el acusado. La culpa lo carcomía porque él sabía que era culpable.

—Por las pruebas que hay en su contra, lo declaró cul...—alcanzó a decir el juez cuando fue interrumpido.

— ¡Alto! ¡Lo admito! ¡Soy culpable! ¡Yo la maté, pero fue por defensa propia!

—Cuente lo sucedido.

—Todo fue hace 8 años: había llegado con una amiga a la casa por un proyecto que compartimos en el trabajo cuando llegó mi esposa. Ella, al verla, tuvo uno de esos ataques de celos y empezó a tirar las cosas y a romper nuestro proyecto. Mientras mi esposa hacía eso, mi amiga alcanzó a escapar. Cuando mi esposa se dio cuenta que mi amiga se había ido, ella tomó un cuchillo y trató de enterrarlo en mí. En defensa propia la empujé y cayó por las escaleras. Cuando fui a ver como estaba, ya estaba muerta.

—Entonces lo declaró culpable y por confesar y por ser defensa propia lo sentenció a 8 años de prisión. —dice el juez, toca el mazo y queda encerrado.

Aventura IndescifrableWhere stories live. Discover now