Montaña de la perdición

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  Era la esperada inauguración del primer Parque de Atracciones de esa ciudad y había mucha gente esperando a entrar a la mejor atracción: La montaña Rusa.

Subieron a los asientos las primeras personas, pero había algo extraño en ellas cuando subieron: estaban gritando de dolor. El hombre vestido de payaso que hacía funcionar la atracción no les prestó atención y acciono el juego. Las personas en los asientos seguían gritando mientras sus familiares y, quienes estaban en la fila para la montaña rusa se desesperaban, preguntando al hombre vestido de payaso que pasaba. Él reía maliciosamente y disfrutaba con placer viendo el espectáculo.

La mamá de uno de los niños en el juego se percató de que no tenían cinturón de seguridad y que aun así daban las vueltas sin caerse, entonces, dio una explicación a lo que ocurría: en los asientos habían cuchillas, eso hizo que gritaran cuando se subieron a los asientos y que cada vez que dieran vuelta cayera tanta sangre, y como sus piernas estaban clavadas en los cuchillos, cuando daban vueltas no caían.

—¡Tiene cuchillas en los asientos! ¿Qué está haciendo? ¡Sáquenlos de ahí! —gritó esa mujer.

El hombre vestido de payaso seguía riendo.

—Les espera lo mejor —dijo el hombre mientras seguía con su extraña risa.

Presionó un botón y aparecieron al final del recorrido unas cuchillas que parecían guillotinas. Lamentablemente no se pudo hacer nada por detener al extraño hombre y esas inocentes personas fueron decapitadas.

Todos gritaban y lloraban. El hombre se paró delante de todos, haciendo que el silencio reinara.

—¿Quién más quiere jugar? —preguntó el hombre, tomando un cuchillo.

Todos corrieron lejos de él. El hombre siguió a una familia con niños pequeños hasta los estacionamientos. Cuando ya los tenía atrapados, los papás se pusieron delante de los niños diciendo "mátanos a nosotros pero deja vivir a los niños". El payaso los empujó dando paso a los niños. Ellos corrían pero eso no sirvió de nada...

 Ellos corrían pero eso no sirvió de nada

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Aventura IndescifrableWhere stories live. Discover now