Siempre nos quedará Madrid

1.4K 79 139
                                    


*Narra Cevans*

Las manos de Minka acarician mi pecho mientras dejan pequeñas marcas de sus uñas de vez en cuando. Yo tendría que seguirla el juego con las caricias, pero no me sale ser cariñoso en estos momentos. Ahora no necesito amor, necesito olvidarme de los problemas.

Minka comienza a besarme la oreja y termina con un pequeño mordisco. Dejo escapar una corta risa y abro los ojos. Unos ojos azul cielo me miran expectantes, con una sonrisa juguetona.

- ¿Iria? - pregunto al ver unos ojos distintos a los ojos marrones de Minka.

- Sí - dice su voz. Pero es imposible que este ella aquí - No seas tonto, soy resultado de tu mente. No quieres estar con Minka, sino conmigo. Habéis recaído tantas veces que ya nada es nuevo para vosotros.

- Pero no hay peligro de que nos enamoremos.

- ¿De verdad crees que puedes evitar el amor? Además, estoy aquí. Creo que esto ya demuestra que tu corazón ya no es del todo tuyo.

- No quiero sufrir.

- Nadie quiere - dice sin quitar esa sonrisa de su cara. Joder, como me gustaría poder esos labios de verdad.

- ¿Cómo sé que sientes lo mismo que yo? Solo eres un producto de mi imaginación. ¿Quién es ese Eric?

- ¿Te has enamorado de mi pasado? Tendrás que aceptarme, olvidando todo lo de anterior. Y por supuesto yo también olvidaría lo que quieres hacer con esta... Pero tú ahora puedes impedir cometer un error que lo será en el futuro.

- Vale - contesto mirando esos ojos.

- ¿Vale qué? - pregunta la voz de Minka. Abro los ojos con fuerza y vuelvo a la realidad.

Mierda, no me acordaba de ella. ¿Cómo me escapo de esta situación? Joder Evans, te mereces una bofetada.

- Esto... Yo... - tartamudeo mientras noto los besos de la morena por mi cuello. Mierda, mierda, como siga así no voy a poder parar.

- ¿Si, cariño? - habla ella, con ninguna gana de hablar.

Me aparto de su cuerpo, antes de que me lleve a hacer algo que no quiero. Bueno, sí que quiero hacer, pero no con ella.

- Lo siento, no puedo - digo sin mirarla. Cojo mi camiseta del suelo y me la pongo, mientras ella se levanta de la cama.

- No sabía cuánto tiempo ibas a fingir más. Me alegra que hayas parado.

- No sé a qué te refieres Minka pero... Creo que lo mejor será que no nos veamos en un tiempo. Necesito aclararme.

Me voy del piso lo más rápido posible. No puedo volver al bar, no me siento capaz de ver a Iria ni a nadie de mis compañeros. Tampoco quiero irme al camerino de los estudios tan pronto.

Mis pies empiezan a marchar por si solos, a través de las calles, sin un rumbo fijo. Mi mano va hacia mi bolsillo, desbloquean con rapidez el móvil y marcan el número de la única persona que podría entenderme y ayudarme.

- ¿Evans? ¿Ha pasado algo?

- Necesito un café - pido.

- Uno detrás de otro, te espero en veinte minutos en la puerta de mi casa.

Cuelgo y pido un taxi.

_____

- Déjame entenderlo todo bien - pide Robert mientras se sirve su tercer "café" en su copa de Iron-Man - Estabas con Minka en su apartamento, te pegaré por eso más tarde - me advierte - Unos ojos azules aparecen por tu mente y te fuiste.

Gracias a ti/ Chris Evans, CEvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora