—Camila...— no tenía fuerzas para seguir gritando, por lo que mi voz sonó como un susurro en cuanto llegué a mi límite.

Ella siguió abajo un poco más, mientras tanto yo me sentía mareada, cansada, mi respiración estaba agitada,  sentía tantas cosas por lo que ella me acababa de hacer. Fue subiendo poco a poco haciendo un camino de besos, yo me sentía cansada pero mi cuerpo no dejaba de responder a su contacto.

—Mira lo que hiciste, le sacaste las plumas a la almohada— reía en mi cuello mientras dejaba besos en el.

—La culpa es completamente tuya— pasaba uno de sus dedos por esa pequeña cosa entre mis pliegues a la que llamo campanita—. Si sigues voy a tener un ataque al corazón— se acostó en mi pecho, colocando su oreja para escuchar.

—De verdad que tu corazón va muy rápido ¿Te sientes mal, te hice daño?— sonaba preocupada e intentó bajarse de mi cuerpo, le tomé de las caderas y la volví a montar encima de mi.

—Me siento de maravilla, y mi corazón late tan rápido porque te tengo muy cerca— llegué a besar su nariz, la arrugó como siempre me ha gustado que lo haga—. No te molestó, ya sabes, eres lampiña y no lidias con los molestos vellos.

—Hacían cosquillas en mi nariz,  no me molesta nada que tenga que ver contigo, amo cada parte de ti por igual.

—Yo también te amo, y necesito que me expliques algo— coloqué la expresión más seria que se me permitió, ella imitó mi expresión— ¿Cómo es que en cualquier momento del día estas tan bella?— se le notaba más relajada en cuanto hice la pregunta.

—Eso es lo mismo que me pregunto ¿Eres una bruja o algo? No puede ser que me haya tocado una mujer tan hermosa en esta vida.

La abracé por la espalda dándole vuelta para quedar arriba de ella, sus piernas quedaron enredadas en mi espalda y sus brazos alrededor de mi cuello, estaba apoyada en mis codos para no dejar todo mi peso encima de ella.

—Es exactamente lo que pienso— dije antes de inclinarme a besarla, sorprendentemente ya había recuperado toda mi fuerza.

En medio de nuestro beso tocaron la puerta, ella aprovechó esto para darme vuelta, creo que estaba ignorando el hecho de que había alguien tras de la puerta... no puede ser, me he olvidado de que Ethan venía, ni siquiera recuerdo habérselo dicho a Camila.

—Es Ethan— logré articular cuando corté nuestro beso.

—Que se canse de tocar, puede venir luego— toma ese instinto posesivo en cuanto mencioné a Ethan, me besaba más profundo y con más fuerza. Con todas mis fuerzas logré apartarla, ella estaba notablemente molesta por eso.

—Le he dicho que viniera porque vamos a contarle todo ya que vamos a dejar el barco, he olvidado decirte— abrió un poco sus ojos de sorpresa, luego adoptó una actitud normal y relajada—. Ya te abro— grité para Ethan—. Vístete para que me ayudes a acomodar este desastre.

Nos vestimos realmente rápido, en cuanto a la cama hicimos lo mejor que estuvo en nuestras manos, las plumas de la almohada las metimos debajo de la cama porque no teníamos otro lugar para hacerlo. Ethan estaba apoyado en el marco de la puerta, al verme le sonreí y el me sonrió, le dejé un espacio para que pasara, fue a sentarse al sofá como normalmente lo hacía.

—Bueno ya estoy aquí, hablemos de lo que necesites porque ya están bajando del barco— abrió  sus piernas acomodándose mejor, le sonrió a Camila quien le devolvió la sonrisa a pesar de que quería mandarlo a dar un paseo hace nada.

—¿Bajando a dónde?— oreguntó Camila, había olvidado comentarle eso también, bien hecho Lauren.

—¿No le contaste?— me señaló a mi y luego a ella.

Mar Dorado | Camren.जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें