Sorpresa

3.3K 197 20
                                    

Me desperté sobresaltada debido a las horribles pesadillas que me habían atormentado durante toda la noche, como de costumbre.

Cansada, maldije varias veces antes de levantarme, sintiendo mi cuerpo pesado y abatido. Bostecé mientras me abrochaba los cordones de mis deportivas antes de disponerme a salir fuera, esperando que Harry hubiera encontrado algo comestible que llevarme a la boca durante su vigilancia en la noche. Realmente necesitaba comer algo de manera urgente, y parecía que la naturaleza no estaba por la labor de ayudarnos lo más mínimo.

Sin embargo, no tenía ni idea de que se me cerraría el estómago en unos pocos segundos.

En el mismo instante en que puse un pie fuera de la tienda, dos cosas me golpearon con fuerza. Una fue el aire helado que me pegó en la cara con tal violencia que sentí cómo brisaba mis labios al momento. Otra, fue la mezcla de odio, sorpresa e incredulidad que invadió mi mente cuando me encontré de frente con un empapado Ron, empuñando lo que reconocí como la espada de Gryffindor con una mano, y un abierto y quemado guardapelo en la otra.

—¡Hola! —exclamó, sonriente.

Mi cara debió de resultar aterradora, porque aquella estúpida sonrisa se le borró del rostro con la misma velocidad con la que apareció, y Harry, a su lado, retrocedió unos pasos. Abrí la boca con la intención de decir algo, pero la volví a cerrar de inmediato al comprender que había pocas cosas con sentido que pudiera decir en aquel momento.
Hice un esfuerzo sobrehumano por entender cómo, cuándo y por qué había vuelto, pero mi mente se colapsó en el intento. Simplemente, la situación escapaba a la lógica, por lo que era casi imposible impedir que la incredulidad se reflejaba en mi rostro de una manera abismal. Tampoco pude evitar fruncir todavía más el ceño cuando mi cerebro procesó la única y ridícula palabra que Ron se había dignado a decir, después de que hubieran pasado semanas desde que nos dejó a Harry y a mí en la estacada.

"¡Hola!"

¿Hola?

Volví a abrir la boca, haciendo el amago de decir algo de nuevo, pero de mi garganta no salió otra cosa que un leve suspiro que se mezcló con el congelado aire, formando un blanquecino vaho que me heló los labios.

Me giré sobre mí misma, todavía con la conmoción de la sorpresa rebotando en mi mente y provocando que me doliera repentinamente la cabeza. Aquello era tan irreal que debía ser un mal sueño. No me extrañaría que, efectivamente, fuera eso, un mal sueño. Una pesadilla provocada por la falta de sueño y descanso.
Di un paso más hacia la tienda, con la intención de volver a meterme en la cama y taparme hasta la cabeza para volver a despertar, esta vez de verdad... Pero antes de que pudiera alejarme más, Ron volvió a hablar, y su voz cauta y precavida me hizo parar en seco, comprendiendo que aquello no era una ilusión de mi cabeza a modo de reprimenda por la carencia de nutrición a mi cerebro.

—Hermione...

Lentamente, me di la vuelta para enfrentarlo. Mis ojos se clavaron en los suyos con la fiereza de un león que observa a su presa, y sin darle oportunidad a decir ni media palabra, estallé.

—¿Hola? —bramé—. Semanas, tal vez meses después de que te fueras, ¿y te atreves a venir y decir "hola"? —mis palabras parecieron ser escupidas de la manera más exasperada posible, y pude apreciar cómo su rostro se iba tornando confuso poco a poco.

Me apresuré a dirigirme hacia él, y llena de furia, golpeé su pecho un par de veces con las manos cerradas en dos agresivos puños, empujándolo con toda la fuerza de la que fui capaz. Harry tuvo que retroceder un par de pasos más.

—Mi varita —dije, mirando a Harry de repente—. Dame mi varita.

—¿Tu varita? —respondió él, intentando mantener las distancias conmigo, luciendo una mirada acongojada en su rostro—. No tengo tu varita.

Mi estúpida GrangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora