9.

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Miguel cierra su casillero con fuerza y aprieta su mochila con fuerza. Odiaba el colegio, odiaba a los alumnos, odia a los profesoras y.. odiaba a Ruben por haberlo avergonzado de esa forma. No entiende el porqué de aquella reacción, no entiende las palabras hirientes que le dijo en la hora de almuerzo y menos la pelea con Alejandro, el pelinegro sabe que el ojiverde es una persona pacífica..Y todo esto ocurrió cuando pasó lo de ayer, la "confección" del castaño.

—¿Me veo bien?—sonríe al ver a Alejandro salir de los baños y la hinchazón de su ojo algo baja. Se acerca a él y coloca su mano sobre su pómulo con cuidado—¿Entonces es un.. sí?—ríe, pero luego gime de dolor al sentir los dedos de Miguel delinear el golpe.

—Te llevaré a enfermería y luego iré a hablar con Ruben—suspira y toma el brazo del Alex, arrastrándolo por los pasillos.

—No creo que sea buena idea que vayas, no quiero que te insulte otra vez—detiene el paso y ambos se miran por segundos, el ojinegro aparta la mirada y niega.

—Es mi mejor amigo, ¿entiendes? Es mi todo, mi hermano, mi confidente, mi amigo, mi pañuelo de lágrimas, de risas, de problemas, es... todo lo que siempre pedí en alguien. Él es la estrella más hermosa, el faro que ilumina mi camino, la cereza del pastel, e..

—Entendí. Sabes, iré a la enfermería solo. Ve busca a Ruben antes de que sea demasiado tarde—dice y camina hacia el lugar nombrado.

Miguel suspira, y asiente. Gira sobre sus talones y allí lo ve, sólo y cerrando su casillero. Se acerca despacio pensando en lo que dirá, y al estar frente a él murmura un:

—¿Por qué lo hiciste?

El castaño cierra su maleta, y al escuchar la pregunta rueda los ojos y camina hacia la siguiente clase, no iba a perder su tiempo con alguien que no lo valoraba.

—Rubius, no sé qué te pasa y si es por lo de ayer, en serio lo lamento mu..

—Sólo aléjate de mí y hagamos como si nunca nos conociéramos. Tú irás a tu estúpida cita con Alejandro y me dejarás sólo con Clarity—avanza hacia la biblioteca y toma los libros que Morgan dejó en mañana sobre la mesa.

—No entiendo, joder. ¿Por qué te comportas así? ¿Por qué me humillaste frente a todos? ¿Por qué, Ruben? ¡Se suponía que éramos amigos!—toma el hombro del nombrado y lo gira con fuerza.

El castaño niega, y observa a los lados. No había rastros de ningún alumno y la bibliotecaria había salido por su almuerzo.

—Dijiste que lo olvidaremos, y eso estoy haciendo—explica impaciente.

—Sí, pero no nuestra amistad.

—¡Ese es el jodido punto! Dijiste que lo olvidemos, pero no qué.—bufa y se cruza de brazos.

—Eres un inmaduro. ¿Piensas poner en juego nuestra amistad por más de ochos años por un capricho tuyo?—Miguel pregunta molesto. Odiaba que la gente se comporte así.

—¿Capricho?

—Sí.

—Mis sentimientos no son un capricho. Me gustas, bueno algo y esto es tan raro. ¡Joder! ¡Amo a Clarity, pero tú haces que no sé, sienta nervios estando a tu lado!—explica en exclamaciones y toma asiento en una de las sillas frustrado.

El pelinegro niega con la cabeza. Ruben gusta de él, ¿genial? no; lo sería si él sintiera lo mismo por el ojiverde pero no es así, su corazón le pertenece a aquel chico que se sienta a su lado en Inglés.

—Vale, lo entiendo. Lo siento por haber dicho que lo olvidáramos—coloca la mano sobre el hombro contrario, pero al saber que siente algo por él, la quita en menos de segundos. Ruben baja la cabeza triste.—¿Y si nos alejamos por un tiempo?

—¿Alejarnos? ¿En qué sentido?

—Tú vas por tu lado y yo por el mío.

—Entonces serían, ¿viernes sin películas, veranos sin ir a la granja, fines de semana aburridos?—el castaño pregunta mientras pasa uno de sus dedos por la portada de los libros de su amiga.

—S-Sí, supongo—ambos suspiran y se miran por segundos.

—Está bien, acepto. Quiero seguir siendo tu mejor amigo, pero no quiero que nada pase entre nosotros y.. haciendo esto supongo que las cosas cambiarían, ¿no crees?—el pelinegro asiente, y sonríen.

—Sí, será difícil pero valdrá la pena.

—Oye.. lamento haber sido tan idiota en el almuerzo, no creas que no me gustó ver tu reacción al decirte eso—gira su cabeza hacia el lado izquierdo y muerde su labio—, y digamos que mi puño duele por el golpe que le di a tu.. novio—lo último lo dice con una sensación de amargura, cosa que su amigo lo nota y se remueve incómodo en su asiento.

—No lo somos, creo que.. tampoco lo seremos—suspira con aire de tristeza, y mira la mesa—Melanie me dijo que lo vio ayer en el centro comercial con un universitario—explica haciendo un puchero.

—Oh vamos, puede ser su hermano o primo—Ruben trata de animarlo, pero el pelinegro niega.

—No lo creo, pero si es así creo que me lo explicará.

Se quedan en silencio y sólo se escucha los tacones de la bibliotecaria entrar, Ruben toma a Miguel y lo jala hacia el pasillo que está lejos del escritorio de la mujer. El ojinegro se poya en el estante de libros tratando de calmar su respiración, y el castaño lo observa con una sonrisa.

—¿Qué crees que haces?—pregunta, pero su amigo tapa su boca al segundo.

—No hables tan fuerte, nos escuchará y tendremos detención por saltarnos clases—explica y observa esos ojos negros.

Miguel se pierde en el brillo de los opuestos, ambos se van acercando hasta el punto en el que comparten el mismo aire. Y pasa, ambos se funden en un beso.

Al separarse, Ruben rasca su nuca incómodo y retrocede esperando la reacción de su amigo, pero es jalado del cuello de su camisa y se funde nuevamente en otro beso.

Los labios del castaño sabían delicioso, tenían ese sabor a ternura y amor. Miguel se embriagó de su boca, y le dio la entrada para que su lengua explore la suya.

Y Ruben se dijo así mismo:

Soy bueno dando lecciones para besar. 





Kissing Lessons|| RubelangelWhere stories live. Discover now