Terribles Casualidades pt. 1

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Lo que restaba de día había pasado tranquilo en cuanto podría decirse y pensarse, JiHoon trató de distraer su mente de lo que había sucedido con el chico nuevo en el baño, a pesar de que, al volver al salón, sus amigos le preguntaron que qué le sucedía, pues estaba pálido y aún sorprendido, mas decidió ignorar aquello con sus típicos comentarios bobos que sólo ellos entendían.

   Al fin, la campana indicativa del fin de la jornada escolar había sonado, acompañada por largos y pesados suspiros de alivio por parte de los estudiantes de aquel instituto. Los que querían abordar el autobús, corrieron a hacerlo, algunos por flojera y otros por vivir algo lejos, entre los de la flojera iban YoonGi y sus amigos, como siempre. Caso contrario con JiHoon, quien prefería caminar a casa con sus amigos.

—Deberíamos pensar en algún tipo de maldad para éste semestre escolar, chicos, ¿Qué opinan? -Surgió de la nada la suave voz de JeongHan.- Quizás a los de primer año, a algún profesor...

—¡Al chico nuevo! -Exclamaban JiSoo y SoonYoung en coro, mirándose con una risita traviesa tras ver que pensaban lo mismo.-

—Yo no creo que...sea buena idea, chicos. Deberíamos dejarlo en paz... -Musitaba JiHoon un poco inseguro, recordando de nuevo lo sucedido en el baño horas antes.

—Pff, ¿Woozi negándose a hacerle maldades al nuevito? Eso sí que está raro. -Comentaba JiSoo quien iba al lado del mencionado, rodeando sus hombros con su brazo derecho.- ¿Acaso es que a nuestro pequeñito le asusta el niño emo?

—¿Vas de joda, americano cara de gato? Pff, a mi nada me asusta, no seas tonto... Mejor ve a tocar tu guitarrita... -Espetó Woozi con cierta molestia, separándose del chico y el resto del grupo.- Vayan planeando entonces qué vamos a hacer y me avisan, señoritas. Nos vemos mañana.

   Tras aquella despedida, cada quien tomó un camino distinto, pues hasta aquel punto todos coincidían en la ruta para ir a sus casas. JiHoon sacó entonces de su bolso sus audífonos, los cuales se colocó y encendió la música, ignorando así todo lo que estaba a su alrededor, mas en sus pensamientos, se reproducía constantemente aquel incómodo momento junto a WonWoo. ¿Por qué sentía tanto miedo por alguien como él? No...tal vez era impresión por el momento inesperado.

   Justo cuando dobló en la esquina para llegar a su casa, notó que había un camión de mudanzas en la casa contigua a la suya, pero aquello no le quitaba el sueño, siempre, desde que recordaba, se mudaban mucho a esa casa, ¿quién sabe por qué? Pero sus inquilinos iban de paso la mayoría del tiempo. Los que duraron más habían sido los padres de la única novia que había tenido JiHoon en su infancia y hacía unos tres años que se marcharon de allí. Pasó pues a su casa, saludando a su madre con un beso en la mejilla para luego subir rápidamente a su habitación y así poder deshacerse del caluroso y molesto uniforme, pensando en que estaría excelente tomar una buena y larga ducha antes de ponerse a hacer sus tareas asignadas.

   Una vez en el baño, se metió bajo la, más fría que caliente, agua de la ducha, cerrando los ojos para distraerse y por fin intentar olvidar lo desagradable de aquel pesado primer día de clases, las aburridas lecciones de literatura y...

—WONWOO, YA LLEGARON TUS COSAS DE LA MUDANZA... -Se escuchó el grito de una mujer, aquello proveniente de la casa contigua y que se abría paso hasta los oídos del chico bajo la ducha, gracias a la ventana que estaba allí en el baño.-

   Más rápido que inmediatamente, JiHoon abrió sus ojos y con cuidado se asomó por la ventana, abriendo de a poco la misma para encontrarse con algo que no esperaba (ni en el peor de sus sueños)...Jeon WonWoo, aquel chico al que habían transferido a su colegio, el que le asustó en el baño del instituto y al que sus amigos planeaban jugar una broma...era su nuevo vecino...

Flores de Cerezo. [Seventeen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora