Capítulo 14

141K 9.4K 1K
                                    

Ya tengo 13 semanas de embarazo, el doctor me dijo que debo cuidarme ya que tengo un sangrado leve que según él es normal en algunos embarazos, en fin Marcus es un amor tengo que admitirlo.

¡Aún no tenemos sexo!

Pero que conste algo, lo intente en repetidas oportunidades pero bueno. No pude hacerlo ya que todo lo que me ocurrió no es tan fácil de superar, sigo teniendo pánico porque alguien me toque y es bastante difícil superar lo que me aso, pero lo intento aunque sé que no será de la noche a la mañana.

Respecto a los tipos que me jodieron la vida debo decir feliz y orgullosa.

"De los ocho que quedaban, de los ocho que quedaban, Marcus ya asesino varios ya no más me quedan 4."

Si mí querido Marcus asesino de una manera sanguinaria y cruel a 4 de esos miserables, posiblemente estarán pensando que soy una psicópata, por vivir con un asesino, pero realmente ¿Cargo de consciencia? Debo admitir ¡Para nada! Ellos sólitos se buscaron su muerte, al meterse conmigo, aunque admito de todos a uno en particular me encargaré de asesinar personalmente.

¡Raúl! ¡Maldito Raúl! Ese infeliz fue quién me arrebató mi virginidad y me encargare de hacerlo pagar por cada lágrima. Trate de reprimir esos recuerdos pero no es tan fácil como algunas personas creen, perdí mi virginidad, ese "tesoro" que algunas mujeres guardan con mucho anhelo para dárselo a un hombre especial, todas las mujeres recordamos d por vida esa primera vez, algunas como un bonito recuerdo y otras como lo peor que pudo pasarnos.

Si pudiera regresaría el tiempo, me evitaría tanto sufrimiento haciendo algunas cosas sin temor, recuerdo lo que me dijo un día Sthep "es mejor arrepentirse de lo que se hace y no de lo que no se hizo". Si definitivamente hubiese sido mejor, arrepentirme de haberle dado mi virginidad a Marcus, no a un asqueroso y sádico violador, al cual ni siquiera quise dársela el solo la tomo.

Me siento en la cama y acaricio mi vientre, aún no se me ve demasiada barriga, pues soy súper delgada, después de lo ocurrido mi apetito no es el mejor, intento comer más para que mi bebe este bien. Estoy segura de que será cuestión de tiempo para parecer un hipopótamo, así que mientras, disfrutó poniéndome mis pantalones y mi ropa ajustada obviamente no demasiado mientras se puede.

Bajo a la cocina luego de hacer mis necesidades, tomar una larga y refrescante ducha. Los guardias como de costumbre están por doquier con sus armas, ya me adapte a estar aquí rodeada de tantos hombres, aunque ni así logro sentirme segura, tengo miedo cada día de que mi tranquilidad finalmente se desvanezca.

Mis amigas vinieron ayer y se quedaron todo el día, pasamos una tarde mágica, hablamos y reímos como nunca, me siento tan feliz de tenerlas son como mis hermanas, buscó a la nana por toda la casa y cuando por fin la encuentro está en la cocina, preparando un rico desayuno, camino en silencio y cuando estoy cerca grito.

—¡Nana quiero comer!— ella pega un brinco y se gira con la mano en el pecho.

—Mi niña vas asesinarme de un infarto— sonrió y me encojo de hombros, me le acercó y le doy un sonoro beso en la mejilla.

—¿Que preparas?— le preguntó mirando y olfateando todo.

—De todo un poco mi niña, no sabía que te apetecía esta mañana— en la mesa habían, emparedados, wafles, ensalada de frutas, jugo de mandarina entre otros.

—Quiero todo— digo riendo...

Estoy en el jardín con la nana ella está regando las plantas y yo acostada en el césped. Tengo mis audífonos puestos, estoy tarareando las canciones hasta que escuchó un fuerte impacto, me quitó los audífonos y veo a los guardias correr hacia mí, la nana se acerca primero y me ayuda a ponerme de pie.

—Señoras al refugio— grita uno de ellos, ambas asentimos y corremos por el patio.

Uno de los guardias me entregó dos pistolas, así que voy apuntando por todo el lugar, corremos y cuando estamos cerca del refugio, siento que alguien me tira del cabello haciéndome caer al suelo.

La nana me observa asustada y cuando subo la mirada veo a uno de esos malditos, siento que palidezco, es una sensación horrible, recuerdos pasan como rayos por mi mente

—Hola zorra— me paralizo por un momento— ¿Me extrañaste?— me pregunta riendo y yo lo fulminó con la mirada, me reprendo a mí misma por quedar inmóvil frente a él.

—¡Suéltala!— grita la nana mientras forcejea con el castaño musculoso para que suelte mi cabello.

En un movimiento rápido, logró soltarme y golpeó la entrepierna del sujeto. Este cae al suelo y con rapidez le disparo, al principio me asustó pero al ver su cara de dolor, pero la adrenalina se apodera de mí y le vuelvo a disparar esta vez en su entre pierna.

El grita y se retuerce en el piso yo sólo río, me le acercó y le disparo justo en medio de las cejas haciéndolo caer inerte en el suelo.3Me giro y la nana está temblando algo lejos de mí, seguramente está asustada debí controlarme la pobre debe creer que soy una maldita asesina.

Me le acercó y la ayudo a ponerse de pie.

—¿Estas bien nana?— ella no me responde tiene la vista fija puesta en un punto tras de mí, me giro enseguida entonces la veo.

Se acerca corriendo hacia nosotras, saca su arma y antes de que me dé cuenta le dispara a la nana.

Abro mis ojos sorprendida y corro hacia donde ella esta.

—¡Nana! — grito.

Corro aún más rápido y le disparo en el pecho pero la maldita no sangra. Vuelve a colocar su arma apuntando a la nana y cuando dispara me atravieso, siento un dolor infernal en el estómago, por inercia tocó el lugar y cuando subo las manos veo sangre.

Comienzo a temblar y escuchó la voz de Marcus gritar mi nombre.

—¡Mónica!— lo buscó con la mirada, todo pasa tan rápido que apenas notó como le dispara a Sasha y esta cae inerte, creando inmediatamente un gran charco de sangre.

¡Te lo mereces estúpida! ¡Púdrete! La sangre sale como agua desde su cabeza.

Marcus me sujeta antes de caer al suelo, giro mi cara y veo el brazo de mi nana sangrando.

—Nana está herida— susurro y ella me observa con los ojos cristalizados.

—Mi niña se fuerte— me dice.

Ella sujeta con fuerza su brazo, uno de los guardias le está haciendo un torniquete o eso parece.

Marcus sujeta mi cara haciéndome verlo.

—No te vayas a dormir—dice con la mandíbula tensa, pero es demasiado tarde tengo mucho sueño y un frío insoportable, que se apodera de mi cuerpo.

—Mónica ya viene la ambulancia aguanta un poco más— me dice, mientras acaricia mi cabello, veo sus ojos cristalizarse.

Pero no puedo hacerlo, tengo tanto sueño que ni siquiera puedo hablar.

—Tengo sueño— le digo en un susurro.

—Aguanta te lo suplico— me dice, besa mi frente y luego acaricia mis mejillas.


—Te quiero— es lo último que logró escuchar antes de dejarme vencer por la oscuridad, que sin piedad se apodera de mí.

La Elegida De Un MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora