Capítulo 9

171K 11.1K 1.3K
                                    

Mónica:

Ya han transcurrido dos infernales días en este lugar, extrañamente los hombres no se han cubierto sus rostros y hasta dicen sus nombres sin importarles que este aquí. Afortunadamente no me han hecho daño alguno, pero sé que están esperando ansiosos por hacerlo, me duelen las manos y el trasero, estoy atada a una silla de hierro, no me desatan para siquiera dejarme ir al baño y las ganas de ir son terribles, ya me he hice pipi en los pantalones pero definitivamente intentare soportar o más que pueda para no hacerme del dos encima, sé que es eso lo que quieren estos desgraciados.

Una mujer de cabello negro y delgada, entra a la habitación al verme me observa con repulsión y yo hago lo mismo, no la conozco pero tampoco permitiré que alguien se sienta superior a mí.

—Así que... eres la zorra de Marcus— me dice, sacando un arma de su cartera y poniéndomela en la cara, cree que así va a intimidarme y sencillamente no le respondo— ¿No vas hablarme?—la ignoró, ella se acerca a mí e impacta su arma fuertemente en mi rostro, causándome un terrible dolor, repite el mismo acto pero esta vez el arma aterriza en mi boca haciéndome sangrar de inmediato.

"No les des el gusto de verte llorar, eso les dará ventaja y los incentivara a dañarte, sólo para humillarte más"— recuerdo las palabras de Marcus.

—Así que eres fuerte— la mujer vuelve a golpearme, esta vez con más fuerza.

— ¡Que mierda haces Sasha!— grita Raúl uno de mis secuestradores, ella sonríe y se encoge de hombros como queriendo decir nada.

—Ya sabe que está aquí— le dice y veo como el hombre castaño se tensa—Tienen que ser rápidos— dice ella y el asiente.

Me observa y sonríe con malicia, recorre mi cuerpo con su mirada y lo observó sería—Nos vamos a divertir — dice.

La mujer sale de la habitación y entran todos los hombres que me vigilaban, son aproximadamente 8 hombres contando al cerdo mayor. Raúl se acerca y con su mano acaricia mi rostro, pero lentamente baja su mano a mis pechos y los acaricia, me da asco, siento unas ganas enormes de insultarlo y exigirle que no me toque.

"—Si intentan abusar de ti, no te muevas o pongas agresiva. Eso los excitara aún más, son depravados es lo que les gusta.

— ¡Estás loco Marcus!— me alejo de él molesta, de tan solo considerar esa aberración—¡Nadie se aprovechará de mí!— le digo y salgo azotando de un golpe la puerta.

Marcus me persigue por el pasillo y finamente me corrala en la pared. —Eres una mujer hermosa, entiende de una vez Mónica, te van a querer joder como sea y es la forma más fácil de hacerlo.

—No puedo sólo dejarlos—le explico y el suspira.

—Si te rehúsas van a lastimarte más y será aún peor para ti."

Raúl se acerca, me desata de la silla y enseguida me le voy encima como fiera, ellos quieren lastimarme y no se las pondré tan fácil, logro caerle a puñetazos pero son ocho hombres contra mí, les doy mucha pelea pero son demasiados y pronto logran domarme, ellos me golpean hasta que casi quedo inconsciente, lanzándome sobre una colcha vieja.

Raúl me toma de los pantalones, con facilidad los rompe y sonríe al verme expuesta ante él, las manos y las piernas me sudaban por el miedo. Sabía lo que él iba hacerme y moría de miedo ante este hombre, tenía un color carmesí en sus ojos, era extraño como si disfrutara enormemente causarme daño y yo estoy tan adolorida que casi no puedo responder.

Me abofetea con fuerza, mientras los otros me sostienen para que no me mueva— Nos vamos a divertir mucho contigo preciosa—el arranca mis pantis con fuerza desgarrándolas por completo dejándome vulnerable ante él, sin ninguna compasión se hunde con mucha fuerza en mi haciéndome gritar de dolor. —Así que el muy imbécil de Marcus no te había cogido. —dice y entre lágrimas solo logro escupirlo.

—Púdrete— le digo con dificultad y él sonríe de lado.

—Solo por ser el primer hombre en tu vida, quizás le diga a mi amigos que te dejemos vivir—preferiría estar muerta, él me toma con fuerza del cabello y me embiste una y otra vez con fuerza, gritaba de dolor pero no le suplicaba que me soltara, solo trataba de soltarme de su agarre aunque era en vano, casi no tenía fuerzas por la golpiza que me habían dado los muy cobardes.

Trataba de no pensar en nada, de no existir pero inevitablemente la imagen de Marcus aparecía una y otra vez en mi mente, me sentí estúpida por no haber accedido ante cada uno de sus intentos para seducirme, quizás si lo hubiera hecho por lo menos mi virginidad la hubiera perdido con alguien que siquiera significaba algo en mi vida.

Todos los hombres comienzan a manosearme, esquivo sus manos y sus besos, pero sólo recibo golpes y más golpes de su parte. Luchó contra ellos lo más que puedo, hasta que me doy cuenta de que es mejor cooperar.

¡A la mierda! No puedo permitir que me jodan más.

Los golpeó y forcejeo pero al ser ocho hombres no es mucho el daño que logró hacerles. Entre los ocho abusan de mí y mientras lo hacían yo sólo mire al techo y me concentre en no escucharlos y que hicieran conmigo lo que les diera la gana.

Me sentía asquerosa, vulnerable, poca cosa, era una pesadilla hecha realidad.

En todo momento pensé en Marcus, el no salía de mi mente quizás jamás volvería a verlo, estos tipos iban a asesinarme, si tenía algo de suerte, aunque lamentaría no volver a verlo era lo mejor, morirme para nunca más recordar este día.

Cuando todos acabaron de hacerme daño, se fueron de la habitación, me dejaron desnuda y ensangrentada. Los golpes no me dejan mover, me encuentro desnuda sobre el frío suelo con la mirada pérdida...

No sé cuánto tiempo tenia sola en ese lugar, escuchó pasos y una lágrima recorre mi mejilla.

"Seguramente aun quieren causarme más dolor."

La puerta se abre de golpe y me topo con la mirada del hombre que creí no volver a ver jamás. El me observa sorprendido, quiere llorar pero se limpia las lágrimas y veo la ira en sus ojos, se acerca y me cubre con su chaqueta.

—Vas a estar bien— me dice y yo evado su mirada, solo quiero morir.

Me desconecté de la vida desde el instante en el que es asqueroso de Raúl me arrebató mi virginidad de la manera más ruin y brusca que alguien pueda imaginar.

Me estrenaron entre ocho malditos.

Estoy segura de que voy a morir, pero i por desgracia quedo viva, estoy segura me encargaré de hacer pagar todas y cada una de la que me hicieron.

...

Marcus no me ha dicho una sola palabra, el sólo me llevó a la habitación y me ducho. Luego me acostó en la cama y me colocó la ropa con extremo cuidado, salió de la habitación y minutos después llegó un doctor quien me examinó y me mando varios medicamentos para evitar infecciones.

No hable sobre nada ¿Que podía decir?


Estaba devastada y me sentía una estúpida y asquerosa mujer.

La Elegida De Un MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora