-¿qué mierda es esto?
Me separe de Mikel. Kenan estaba parado en la puerta, con el estaba Edson y Steven.
El miró fijamente a mikael,él sabía quién era. Pero si estaba sorprendido no lo demostraba.
-hijo de puta.-Kenan se estaba acercando a mikael pero yo
Me Interpuse poniendo una mano en su pecho. El me miró frunciendo sus cejas.-No.-lo mire directamente, enojado era poco, estaba furioso, tirando a matar. Rodee mis brazos por su cintura pegándome a él.-gracias por venir.-susurre.
Él estaba tenso, furioso. Pero aún así me envolvió en sus fuertes brazos.
-nos vamos. Ahora.
Me separe del y mire a mikael. Estaba parado ahí, sin miedo o preocupación, nada.
-yo..yo estaba pensando en pasar un tiempo aquí.-murmuré rascando la parte de atrás de mi cuello.
Su mirada se intensificó en mi.
-No.
-Kenan..
-No, kyana.-dijo en un tono muy duro.-esto es jodidamente enfermo.
En cierto punto lo entendía, él me hizo mucho daño. Demaciado. Y yo solo lo perdonaría así como así.
Pero por otro lado, es mi padre, nunca tuve uno, mis hijos lo tienen, creo que tengo el derecho a tenerlo también.
-necesito esto, Kenan.
Él me miró fijamente. Sabía que él pensaba que estaba completamente loco por pedir esto, pero lo necesito.
-No.
-yo no te estoy pidiendo permiso.-dije algo insegura.-mis hijos y yo nos quedaremos aquí un tiempo.
Le sostuve la mirada. Sabía que él estaba pensando que era una completa idiota y un sin fin de cosas más. Pero no me sentí así, una parte de mi sentía que estaba haciendo lo correcto.
-mis hijos no se quedarán con este jodido enfermo.-dijo y miro a steven. Ellos se acercaron a los bebes y los tomaron en brazos.
-¿qué hacen?-pregunté.
-me los llevaré.-Kenan cruzó sus brazos.-cuando salgas de tu jodido transe, vuelves. Pero mis hijos no se quedan.
El aire dejaba mis pulmones poco a poco, el no se podía llevar a mis hijos, no así.
-No, Kenan, tú no puedes..
-puedo hacer lo que se me de la gana y nadie puede determe.
-¡Kenan, solo es un tiempo!
Ahora sí estaba completamente segura. Kenan explotó.
-¡no me pidas que deje a mis hijos con este loco!-apuntó a mikael.-¡tú ya estás jodida y por ti no pondre en peligro a mis hijos, no más kyana, estás siendo un peligro para ellos!
Mi vista se nubló por las lágrimas acumuladas en mis ojos.
¿Algo estaba mal conmigo?si, lo estaba.