VIII

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A: Félix

De: Melissa

Asunto: Olivia.

Hola Félix.

No voy a darle más vueltas al asunto, pues voy a hablarte de Olivia.

Me he enterado de que han terminado y también de las razones que te llevaron a esa decisión.

Pero Félix, hay algo que debes saber: ella ha pasado por mucho y le ha sido muy difícil dejarte entrar en su vida.

Sufrió más que yo; yo me fui de la casa de mis padres, pero dejé a Olivia sola en ese infierno. Parte de la culpa de que ella hoy esté tan mal, es mía. Pero era sólo una adolescente y no supe manejar la situación, más que para pensar en mí.

La familia en la que crecimos era un caos permanente. Con Olivia vivíamos aterradas al ver cómo papá y mamá se gritaban, con nosotras presentes, se arrojaban lo que tenían en frente sin pensar que nosotras también podíamos salir heridas. Una vez planeamos irnos a vivir con los mendigos de la plaza si la casa llegaba a destruirse en alguna de esas peleas...

Cosas de niños, supongo.

A medida que adquirimos consciencia de lo que era nuestra vida familiar, comprendimos que nunca seríamos lo suficientemente importantes para nuestros padres. Incluso en los pocos días en que ellos no peleaban, nuestras necesidades quedaban en último lugar.

Son incontables las veces que con mi hermana intentamos alegrar a mamá con nuestros dibujos, o esperar a papá con los brazos abiertos cuando llegaba de trabajar, obteniendo unas frívolas palabras de respuesta.

Y eso no era nada comparado con las épocas en las que papá se iba de casa como si nunca fuera a volver; mamá no comía, pero tampoco cocinaba para nosotras. Y así es como aprendí a cocinar teniendo 9 años.

Olivia, aún siendo tres años menor que yo, era más perceptiva. Ella recurrió a mí, llorando, la noche en que vio a mamá consumir una gran cantidad de pastillas.

Por supuesto, ella suponía que eran caramelos, pero presentía que no podía significar nada bueno.

Pasaron así varios años, en los que papá volvía, y al tiempo se marchaba. Y mamá se drogaba. Pero yo no tuve la fortaleza para buscar ayuda, esa fue Olivia.

Y me arrepiento tanto de haber utilizado esa excusa para escapar de casa, y vivir sola en cuanto tuve la mayoría de edad...

Intentaba arreglarlo enviándole a mi hermana parte del dinero que obtenía trabajando, aunque con el tiempo me enteré de que lo utilizaba para pagar la rehabilitación de nuestra madre.

Creo que ahora podrás comprender los miedos e inseguridades de Olivia, ahora que conoces su historia.

Estaba ahogándose en la oscuridad, pero llegaste tú. Le diste esperanza.

Sólo que todavía no supera haber tenido una familia disfuncional.

Por favor, entiéndela.

Sólo espero que no sea muy tarde ya, y que puedan arreglarse, yo sé cuánto te ama.

Saludos,

Melissa

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