Capítulo 24: Reencuentro

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-¿Estás bien Mara? -preguntó Aaron colocando su mano sobre mi hombro.

No respondí, no tenía sentido hacerlo. Sabían que estaba mal, yo sabía que estaba mal ¡no era necesario aclararlo! En verdad odiaba cuando hacían esa pregunta en momentos tristes, aunque sabía que era lo único que podían hacer, ellos no tenían la culpa de nada.

-Fue lo mejor Mara -acotó Eidan pero tampoco respondí. Sabía que era por él pero me sentí inhumana al hacerle eso. Ni en mis más locos pensamientos hubiera adivinado que el final de Zed hubiese sido por mí clavándole mi cuchilla. Al pensar en eso mis ojos volvían a humedecerse.

-Mara, debemos irnos. Hay que continuar e ir a Elentor.

-De acuerdo.

Salimos corriendo de ese lugar y dejamos el cadáver de Zed con todo mi pesar. Ya habíamos llegado bastante lejos, estábamos a un día de Elentor. Agradecía que Aaron supiese ubicarse tan bien porque yo estaba pérdida en todos los sentidos posibles.

-Esperen, ¿Dónde está Naiala? -pregunté volteando para comprobar que ella no estaba.

Aaron y Eidan se miraron incómodos, ¿Que mierda había pasado?

-¿Qué le ocurrió?

-No lo sabemos. -Respondió Eidan.

-¡¿Cómo que no lo saben?! -me estaba desesperando, perder a Zed era un golpe bajo, muy bajo pero ¡Además perder a Naiala! Eso era demasiado.

-Lo siento Mara. Yo estaba con Zed y Naiala se alejaba del otro lado del río. Estaba muy lejos.

-Yo tampoco pude, apenas tenía fuerzas para cargarnos. -añadió Eidan, ¿Eidan me había salvado? ¿Él? ¿El mismo que creí que quería matarme? Qué lindo gesto de su parte pero había dejado a Naiala.

-La hubieras rescatado a ella.

-¡¿Qué dices?!

-¡Que la hubieras rescatado a ella! -mis ojos comenzaban a cristalizarse nuevamente- ¡Yo no valgo nada! ¡Ya no tiene sentido mi vida!

-¡Deberías agradecerme por haberte salvado loca!

Me desmoroné de nuevo. Ira. Mucha ira me invadía y grité, justo como cuando vi que el cadáver de mi madre yacía en mi antigua tienda.

-¿Por qué tenía que pasarnos esto a nosotros? -decía mientras lloraba- ¿Qué hicimos de malo para que nos pase esto?, ¡¿Por qué esos seres inmundos siguen allí vivos por la selva y Zed no?! ¡Esto es muy injusto!

Gritaba mientras lloraba y agitaba las manos con furia. Incluso golpeé el árbol con mi puño derecho. Mala idea, mucha sangre brotaba de mi puño y dolía como las fieras pero nada de eso importaba. Estaba enojada y quería justicia.

-Mara, te entendemos pero no hay nada que hacer más que seguir -decía gentilmente Aaron.

-Lo que podemos hacer es probarle a la mierda de suerte que tenemos que no puede contra nosotros y que si nuestro destino es morir que no podrá lograrlo.

Por más increíble que suene las palabras de Eidan me llegaron. Era verdad, aún podíamos probar que no ibamos a ser una presa fácil pero me sentía muy débil en ese momento que aún no podría luchar con la ferocidad con la que solía hacerlo. Una parte muy grande de mi se había muerto con Zed.

-Gracias.

-Ahora ven aquí bestia bruta que voy a curarte. Otra vez.

Comenzamos a caminar. Aaron iba al frente y de vez en cuando se trepaba a un árbol a buscar puntos de referencia.

ILKERS: El inicio de la nueva leyendaWhere stories live. Discover now