2. le coeur de la france

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Calum ni siquiera se molestó en volver al puente para volver a ver a "Delilah". El pronunciaba su nombre con un balbuceo y al decirlo doblaba los dedos índice y mayor como aclarando las comillas. Pensaba que era una chica superficial, por más que habían hecho una pequeña, pequeñísima conversación. Creía que ella se metía en donde no le incumbe; no era que la odiaba, y tampoco la despreciaba. Era una palabra rara difícil de explicar, pero no le caía tanto.

Calum pensaba que podía hacer lo que quiera, nadie le puede decir qué ni cómo hacer algo porque le molestaba muchísimo. Ni siquiera los chicos, no soportaba que lo humillen o que le digan ya lo explicado. 
Se levantó y observó a Mali Koa durmiendo, su persona favorita en el mundo. Era muy sobre-protector con su hermana pero la adoraba muchísimo, más que a sí mismo. 
Se puso su campera de cuero negra y fue hasta la puerta tratando de no despertar a su hermana, pero al abrir la puerta, esta hizo ruido causando que Calum hiciera una mueca y ella se despierte.

- ¿A dónde vas, Cal? - dijo Mali Koa mientras se refregaba sus ojos.

- Voy a salir un rato, no me esperen.

Calum podía ser una reverenda mierda con la gente, pero no tanto con su familia y mucho menos con su hermana. El la amaba más que a nada en el mundo y siempre los dos se lo hacían saber.
Mali Koa era todo lo contrario en la actitud de su hermano: dulce, cariñosa, amable, odiaba por completo el cigarro y cualquier cosa que contenga nicotina. Había una parte de Calum que parecía otra persona, era dulce y muy cariñoso pero sólo con su hermana, ni siquiera con sus padres o los miembros de su misma banda. Claro que tenía un amor por ellos, pero nunca lo demostraba. Le gustaba parecer un chico rebelde y frío, se decía a sí mismo que al ser así tendría una figura de autoridad

- Mamá pensaba que podíamos ir todos juntos a almorzar en algún restaurante. - contestó ella - Calum, nunca salimos con nuestros padres, tu siempre estas de gira y nunca tenemos tiempo los cuatro como familia. Deberías venir. - dijo, al ver la cara dudosa de su hermano.

- Está bien, iré. - cerró la puerta de nuevo y se dibujó una sonrisa en la cara de su hermana.
A el no le gustaba salir con su familia, pero lo hacía por su hermana. No había cosa que Calum no haría por Mali Koa, el está dispuesto a hacer todo sólo por verla feliz.

Pasaron unas horas y Calum fue a vestirse al baño, mientras que su hermana vestía en la habitación. Terminó de vestirse y su hermana lo obligó a hacer su cama ya que no quería su mamá entre y vea todo desordenado. Calum rodeó los ojos, divertido, y comenzó a ordenar.
Su mamá abrió la puerta de la habitación.

- ¿Están listos? Hijo, no sé si Mali te ha dicho qu-

- Si, ya se, mamá. Vámonos. - escupió y salió después de su mamá.
Su hermana lo agarró del brazo, deteniendolo, y le dijo:

- No seas tan rudo con ella, por favor. Se más amable Cal, no quiero que pasemos un mal momento en el restaurante.
Y tenía razón.

Fueron todos a un lugar llamado "Le coeur de la France". Un lugar bastante moderno y sofisticado, que parecía raro. Entraba y salía gente con tapados de animal y sombreros de algodón a 30 grados de calor.

- Buenos días, familia. ¿Qué les puedo servir? - dijo un mozo en francés

- Uh, ¿habla inglés? Somos australianos. - contestó Mali Koa.

- ¡Ay, americanos! - gritó de felicidad el mozo a lo que nos miramos desconcertados, pero no dijimos nada.

- Si todos están de acuerdo, ordenaremos una de sus especialidades: ratatouille. - dijo David Hood, su padre.

- Muy bien, enseguida señor. - contestó el mozo y se retiró.

- ¿Quién dijo que yo estaría de acuerdo? - escupió Calum.

the not so cliche calum's storyWhere stories live. Discover now