La Protegida

Prólogo

Escuché la voz de mi papá discutiendo con la nana Dee, él le decía que debía irse, y yo tenía miedo.

Estaba sentada en el rincón de mi habitación, en la oscuridad porque no quería que me encontrara y se despidiera, tal vez si no se despedía se quedaría.

Pero en cuanto alguien encendió la luz supe que mi escondite no funcionaría, y que él se iría de todos modos.

—¿Cailyn? ¿Qué estás haciendo allí? Ven acá, debo irme —le escuché decir, su voz era ruda.

No me moví, y fue entonces cuando él se acercó y me levantó del suelo, tomándome de la mano y arrastrándome hasta la planta baja de nuestra vieja casa. Sus maletas estaban ahí, Dee estaba parada frente a la puerta. ¿Por qué pasaba esto? ¿Por qué mi papá quería abandonarme?

Él me llevó hasta Dee, y se agachó frente a mí. Yo estaba llorando, no comprendía qué era lo que yo había hecho mal para que él se fuera, ¿Había sido acaso yo una niña mala?

—No llores, volveré más pronto de lo que crees —él me dijo, mirándome a los ojos.

Sorbí por la nariz y pasé mi mano por mis ojos.

—No te vayas papi, prometo que si te quedas me voy a dormir más temprano.

Sonrió.

—Debo irme, pero debes ser una niña buena y obedecer a Dee, ¿De acuerdo? —preguntó, con sus manos sobre mis hombros, yo simplemente asentí.

Besó mi frente y se puso de pie antes de tomar sus cosas y caminar hasta la puerta.

—Sólo tiene ocho años, Tony —dijo Dee, sonaba molesta, ¿Por qué Dee estaba molesta con papá?

—Ya hablamos de esto. Me iré a resolver este problema, cuídala.

Y eso fue lo único que dijo antes de marcharse.

Lloré aún más, Dee me abrazó y me levantó para llevarme hasta el sofá junto a ella.

—No llores, amor, todo estará bien —dijo ella, abrazándome y acariciando mi cabello.

—¿Me porté mal, Dee? ¿Papá se fue por mi culpa? —pregunté, pero ella negó con la cabeza.

—No, pequeña —susurró—. A veces la gente grande tiene que resolver algunos problemas. ¿Por qué no vemos un rato las caricaturas?

Sonreí ante su propuesta, pensando que mi papá dijo que volvería. Él iba a volver, no iba a dejarme sola por siempre.

O eso era lo que yo pensaba.