08: Hay cosas que nunca cambian.

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Una sonrisa que Clarity trató de que no se notara falsa apareció en su rostro. Aclaró su garganta para hablar antes de que su mente divagara más de lo debido y pensara cosas que no debía. Ella ya había madurado, no podía permitirse sentir esa punzada en el pecho por unas pocas palabras de Luke.

—Bien, Luke. Solo no lo arruines otra vez, ¿sí? —dijo Clarity. Luke asintió con una sonrisa que se veía sincera en su rostro. Básicamente Clarity lo había perdonado, o eso había entendido él.

—Lo prometo, Clara. —Aquel apodo Luke lo había comenzado a utilizar cuando tenían alrededor de doce años, con el pasar del tiempo hizo que muchos comenzaran a pensar que aquel era el nombre completo de Clarity y que su nombre era el apodo realmente. Hasta su propia madre se acostumbró a llamarla Clara con el pasar de los años.

El teléfono de Luke comenzó a sonar indicando que habían llegado diversos mensajes.

Lukeeeee. Calum fue buena gente y trajo pizza- Michael.

Muuucha pizza, Hemmings. Mucha pizza.- Michael.

Hemins, te aclaman acá.- Michael.

Hemmings, idiota, Hemmings.- Luke.

Estoy con Clarity ahora, lo siento.- Luke.

Fácil, tráela contigo.- Michael.

—Eh, Clara —la llamó, haciendo que desviara la atención de su helado justo cuando le estaba dando una lamida—. Michael me escribió. ¿Nos quieres acompañar a la casa? Hay pizza y siempre tenemos cerveza. Estoy seguro que les alegrará verte —su voz estuvo a instantes de temblar. ¿Es que acaso a Luke Hemmings le ponía más nervioso invitar a ir con él a Clarity que dar un discurso frente a doscientas mil personas?

—No me parece mala idea. Supongo que no estará tan mal si voy. —Se encogió de hombros, restándole importancia y le dió otra lamida al helado.

—¿Segurísima? ¿Respuesta final? —quiso asegurarse él. Obvió el hecho de que por un instante su mente desvió sus pensamientos con esa pequeña acción de Clarity.

—Tengo tiempo sin verlos, así que sí, ¡vamos! —sonrió ligeramente.

***

Ambos se dirigieron a la casa de Luke en el auto de este —por lo que comentó él brevemente, no era suyo, sino de la agencia—. Estaban llegando a una zona buena de Sídney, las casas tenían bastante distancia entre sí. A ella le fastidiaría tener que ir a alguna casa de esas sin un auto, eran unos cuantos metros que debía caminar de una casa a la otra, sin tomar en cuenta que estaban lejos del centro.

Pasaron un par de minutos hasta que una casa blanca de dos pisos se hizo presente ante sus ojos. Era bastante sencilla, no era demasiado llamativa como las otras que había visto en el camino. Podría ser fácilmente la casa de alguien con una familia grande y completamente común.

—Bueno, Clara, bienvenida a mi hogar temporario —dijo Luke cuando ambos estuvieron afuera del auto. Una camioneta negra.

—¿Es de ustedes o también de su agencia? —preguntó casualmente. Por lo poco que sabía, Luke tenía cierto tiempo sin ir a Australia y dudaba seriamente que tuvieran una casa si no la ocupaban.

Pozo Del Olvido |Luke Hemmings|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora