Carta 1

200 32 0
                                    

Querida Valeria:

Besos fugaces son los únicos que puedo compartir contigo. Esos pequeños momentos robados; donde podemos sincronizar una salida al baño o una ida a la tienda, son los que me mantienen cuerda en este castigo tan terrible que se nos ha impuesto por amarnos. No hay nada como perderse en los pasillos de la escuela contigo, ver tu naranja cabellera bailar con el viento, tus pecas adorables y tus ojos castaños como el chocolate con leche. Nada se compara a la satisfacción de besar tus dulces rosados labios, siempre con sabor a frutas por ese brillo labial que usas desde que somos niñas.

Espero que algún día podamos vernos a la luz del mundo sin temer en lo que pasará después, donde pueda gritar a los cuatro vientos que eres mía y que yo soy tuya. Que nos pertenecemos desde tiempos lejanos y que nos amaremos eternamente. Porque eso somos, somos dos partes de un mismo corazón, somos una para la otra y no hay fuerza en el mundo que pueda detenerme de amarte.

¡Que lo intente aquel se crea capaz! No hay fuerza que se compare a la mía y no existe humano que te vaya a amar más que yo, no es posible porque incluso yo desafío al universo al dedicarte esta cantidad de amor.

Mantente fuerte por mí, ¿de acuerdo? Recuerda que un mundo sin ti es uno que no vale la pena vivir, te amo con todo mi corazón y quiero que sepas que nunca seré feliz de nuevo hasta que vuelvas a estar conmigo.

Sigue soñando conmigo así como yo lo hago todas las noches y recuerda esto como una última prueba hacia nuestra felicidad.

Con amor,
Bianca.

Querida Valeria Where stories live. Discover now