Capítulo II

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Helado.




-¡Llegamos!- grite feliz y más al ver que la heladería estaba abierta. -¿Qué te pasa?- le pregunté al chico ruloso al verlo agarrarse de las rodillas tratando de respirar.


-¿Que qué me pasa?- preguntó con odio -¡Que estuve a punto de caerme como seis veces! ¡¿Y para qué?! ¡Por un maldito helado!- me gritó.


-No es cualquier helado, es EL helado- le respondí con simpleza -Además no seas delicado, no es para tanto- decir eso solo me hizo ganarme su mirada llena de odio -. Ven, entremos.- Intenté tomar su mano.


-¡No!- Pero la alejo de mí -Ni sueñes que volverás a tomarme de la mano. Los milagros no se repiten dos veces.- Entró a la tienda con la cabeza bien en alto, lo cual solo me hizo reír.


Entré a la tienda y esperé verlo pidiendo su helado, pero lo encontré a un costado de la puerta. Miré el lugar y estaba prácticamente vacío.


-¿Qué haces ahí parado?- le pregunté.


-¿Y tú qué haces ahí parado? Deberías estar pidiendo mi helado.- me respondió sin moverse.


-Bien, pero no te quedes ahí parado, sigueme- le respondi para acercarme a la caja.


-Hola Louis, ¿lo mismo de siempre?- me preguntó la cajera.


-No, está vez no, vengo acompañado.- Miré a Harry quien estaba mirando todo a su alrededor.


-De acuerdo- lo miró un segundo para después volver a mirarme -¿De qué quieres esta vez?


-Quisiera dos conos triples, por favor.


-¿Dos conos triples, eh?- Le preguntó con una sonrisa -¿Louis acaso quieres impresionar a ese chico?- le preguntó en voz baja mientras miraban a Harry, quien parecía no darse cuenta de que hablaban sobre él -Siempre pides uno simple, pero ahora...


-No, no es eso.- le sonreí negando con las manos.


-Bien, entonces son veintiseis dólares con cincuenta centavos- Habló más alto para después sonreirme mientras mi sonrisa desaparecía al oir ese precio.


Debo admitir que al oir eso, sentí como mi billetera empezaba a llorar. La saqué para ver cuanto tenía y creo que puedo llegar si junto todas mis monedas y algunos billetes rotos.


-¿Qué haces?- escuché a Harry.


-Pago por nuestros helados.- le respondi mientras empezaba a sacar el dinero, pero una de sus manos tapó mi billetera.


-Ni lo sueñes- me obligó a bajar la billetera -. No dejaré que un pobre como tú pagué por mi helado- Él mismo sacó su billetera y le pasó a la cajera un billete de cincuenta dólares -. Toma, cobrate por los helados y quédate con el cambio.- Guardo su billetera.


-Muchas gracias, aquí tiene su ticket- Yo agarré el ticket antes que Harry -. Pasen por el costado, por favor. Hasta luego, Louis.- Agito su mano en modo de despedida y yo hice lo mismo.


-Hola Louis- Me habló otro empleado. Me sentía mal porque ellos sabían mi nombre y yo no sabía el suyo, pero mientras menos sepan sobre mí es mejor -. Tu ticket por favor.


-Aqui tienes.- se lo pasé, pero sin necesidad alguna su mano tocó la mía, lo cual me hizo sentir un poco incómodo.


-Dos conos triples, eh- me sonrió después de mirar el ticket mientras yo solo asentía con la cabeza. -¿De qué los quieres?- me preguntó con una gran sonrisa.


Pobre Chico. |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora