Capitulo 8

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Sigo en la ventana hasta mucho después de que el bosque se trague mi hogar. Esta vez ni siquiera tengo la vaga esperanza de regresar. Antes de los primeros juegos le prometí a Prim que haría todo lo posible por ganar, y ahora me he jurado a mí misma que haré todo lo posible por mantener a Peeta con vida. Nunca haré el viaje de vuelta. Me siento culpable por mi bebe pero ahora le toca a su padre vivir.

Ya había pensado las últimas palabras que dedicaría a mis seres queridos, la mejor parte de cerrar las puertas y dejarlos a todos tristes, pero a salvo al otro lado. El Capitolio me ha robado hasta eso.

-Les escribiremos cartas, Katniss-dice Peeta detrás de mi-Así será mejor, les dará algo nuestro a lo que aferrarse. Haymitch se las hará llegar si...si hace falta.

Asiento y me voy directo a mi habitación. Me siento en la cama, sabiendo que nunca escribiré esas cartas. Sería como el discurso que intenté escribir para Rue y Thresh: las palabras surgieron cuando estuve delante de la multitud, pero no delante del papel. Además, se suponía que irían acompañadas de abrazos y besos. No puedo decírselos acompañada de una caja de madera con mi frío cadáver dentro.

Demasiado desconsolada para llorar, lo único que quiero es acurrucarme en la cama y dormir hasta que lleguemos al Capitolio mañana por la mañana. Sin embargo, tengo una misión; no, es más que una misión, es mi último deseo: mantener a Peeta con vida.

Cuando Effie llama a la puerta para la cena, estoy vacía, pero la ligereza no es del todo desagradable.

La comida está poco animada, tanto que, de hecho, guardamos silencio durante largos períodos, solo interrumpidos por el cambio de platos.
Peeta me mira preocupado.

-No has tocado tu comida, Katniss¿Te encuentras bien?

-Si, solamente no tengo hambre.

-Tienes que comer, ya sabes ponerte fuerte-dice.Los demás seguramente pensaron que se refería a ponerme fuerte por los juegos, pero yo se que se refería al bebe. Me limito a asentir y a probar un par de bocados.
Además él y Effie intentan iniciar alguna conversación, sin éxito.

-Me encanta tu nuevo pelo, Effie-comenta Peeta.

-Gracias, lo pedí expresamente para que fuese a juego con el broche de Katniss. Pensaba conseguirte una pulsera dorada para el tobillo y quizá un brazalete de oro para Haymitch, o algo así para que parezcamos todos un equipo.

Está claro que Effie no sabe que mi sinsajo ahora es un símbolo de los rebeldes, al menos en el Distrito 8.

Luego de cenar, decidimos ver los resúmenes de las cosechas.
Peeta va a por su cuaderno con las notas sobre los vencedores y nos reunimos en el compartimento del televisor para ver quienes serán nuestros enemigos. Estamos todos preparados cuando empieza a sonar el himno que da comienzo a los resúmenes de las ceremonias de los 12 distritos.

Las cosechas avanzan deprisa. Peeta coloca con minuciosidad una estrella junto a los nombres de los tributos elegidos. Haymitch observa, vacío de emociones, mientras sus amigos suben al escenario. Effie hace
comentarios afligidos.
En cuanto a mi, intento tomar notas mentales de los demás tributos pero, como el año pasado, solo me quedo con unos cuantos.

Están los guapos hermanos, hombre y mujer, del Distrito 1 que ganaron en años consecutivos cuando yo era pequeña. Brutus, un voluntario del Distrito 2 que debe tener al menos 40 años y, al parecer, está deseando volver a la arena.

Finnick, el atractivo chico de cabello de bronce del distrito 4 que fue coronado hace diez años a la edad de 14. También llaman a una joven histérica de cabello pelirojo al viento en el Distrito 4, aunque la remplaza rápidamente una voluntaria, una anciana de 80 años. Después está Johanna Masón, la única vencedora con vida del Distrito 7, que gano hace unos cuantos años fingiendo ser una enclenque.

Embarazada En El VasallajeWhere stories live. Discover now