Me senté al lado de mi hermano, el cual todavía no sabía qué me pasaba y, al verme, hizo una mueca.

— Tienes mala cara, Annie, ¿qué te pasa? — preguntó, refiriéndose a mis ojeras.

Recordé cómo reaccionó la última vez que tuve algo que ver con el chico de cabellos rizados, y negué con la cabeza.

No podía contárselo, no ahora. Si se lo contaba, no sé qué sería capaz de hacerle a Aaron.

— No es nada, tranquilo. Es sólo que... no he dormido bien. — respondí, restándole importancia, y me serví una cucharada de sopa en el plato.

Skylar se sentó a mi lado seguida de Chris, pero no les hice mucho caso durante la comida.

Al salir, insistieron en que si estaba sola no me animaría nunca, así que se pasaron media hora contándome chistes malos de los que me reía de vez en cuando.

Nos sentamos en el campo, y evité la mirada de Aaron el tiempo que estuvimos ahí. De todas formas, saber que tenía a Sky y a Chris ahí, me reconfortaba un poco.

Después de que los equipos hicieran unos cuántos juegos, en los cuáles yo sólo participé en tres, miré la hora y ya era casi la hora de cenar, así que me levanté junto con ellos y fuimos al comedor.

***

Después de cepillarme y de ponerme el pijama, que consistía de una sudadera y unos pantalones negros, salí del baño. Subí a la litera tratando de no hacer ruido, ya que todos parecían haberse dormido ya.

Me tumbé, me tapé con las sábanas y intenté dormirme. Cambié de posición y volví a intentarlo, pero no podía.

Finalmente, me tumbé boca arriba y me quedé mirando el techo. No me podía creer que le hubiera vuelto a ver, y menos que siguiera sin importarle en lo más mínimo mis sentimientos.

Suspiré, dejando que una lágrima saliera, recordando todas y cada una de las mentiras que me dijo y yo me creí.

— ¿Annie? — oí susurrar a una voz a mi izquierda. — Sé que estás despierta.

Miré hacia donde venía la voz a la vez que me secaba la lágrima, y vi a Chris sentado sobre su cama.

— ¿Quieres venir a fuera? — preguntó, y asentí, a pesar de que no podía verme.

Bajé para ponerme los zapatos, él bajó también y salimos de la cabaña sin hacer ruido.

Paseamos por el campo y noté que me había llevado ahí para hablarme de algo, así que sólo esperé a que hablara.

Llegamos a una colina y nos sentamos; desde ahí se veía la luna perfectamente.

— Bueno, creo que ya sabes que te he sacado a fuera para hablar de algo. — habló en voz baja, y asentí para que continuara. — ¿Qué ha pasado con Aaron?

Dudé unos segundos. Chris llevaba todo el día tratando de hacerme sentir mejor; creí que lo más justo sería explicarle por qué. Respiré profundamente y empecé a hablar.

— Hace tres años, se podría decir que era la típica niña dulce e inocente. Era mi tercer año en el instituto, cuando conocí a Aaron Walk, el chico nuevo de mi clase. Al principio, opté por hablar con él, ya que siempre estaba solo en los recreos. Pasaron meses y nos hicimos amigos. Pasaba todos los recreos con él e incluso, algunas veces, me convenció y nos quedábamos hablando entre los arbustos en vez de ir a clases.

Volví a mirar al suelo y me dí cuenta de que eso no era suficiente, así que continué.

— Con el tiempo, mis sentimientos hacia Aaron se fueron haciendo más fuertes, me sentía extraña estando cerca de él. Y un día, él me pidió salir. Claramente, yo acepté. Todo fue bien durante un tiempo. Meses después, hicieron una fiesta en casa de uno de los chicos más populares de mi curso, y asistí con Aaron. Llegamos ahí y, después de unas horas, subimos a las habitaciones. Aaron olía a alcohol, cerró la puerta detrás de él y empezó a besarme. Pero, al ver que aquello iba a llegar demasiado lejos, le detuve.

Hice una pausa de unos segundos, y volví a coger aire.

— Entonces me dijo que para demostrar que le quería, tenía que hacerlo con él. Bueno, ya sabes a lo que me refiero. — Chris asintió. — Trató de tocarme en contra de mi voluntad, pero le dije que no, que le quería pero no podía hacerlo. Entonces, dijo que si no lo hacía tendríamos que cortar, y no sería nada bonito para mí. Después de varios insultos hacia mí, salí corriendo de la habitación, sintiendo que todo lo que decía eran mentiras para llevarme a la cama. Al llegar a mi casa, lloré por horas, porque era la primera vez que me enamoraba de alguien como me había enamorado de Aaron. Me sentía inútil, ingenua, e impotente. Al día siguiente, me miraba con asco, me señalaba, y él junto con sus amigos se reían de mí. Empezaron a burlarse de mí, de mi supuesto miedo a las relaciones, mientras que Aaron sólo iba contando rumores falsos.

— Qué imbécil. — le oí decir a Chris entre dientes, a la vez que miraba al suelo.

— Mis amigos me decían que le olvidara, pero no era tan fácil, no podía simplemente pasar página y a otra cosa; no sabiendo que había sido tan tonta como para creerme todas y cada una de sus mentiras. Y desde ese día, construí un muro a mi alrededor; decidí que ser fría y sin sentimientos era la mejor manera de protegerme, de protegerme de eso a lo que algunos llaman amor.

Terminé y tragué saliva, intentando hacer desaparecer el nudo de mi garganta. Chris se quedó unos segundos mirándome y luego me abrazó, haciendo que me derrumbara completamente.

Comencé a sollozar y las lágrimas empezaron a deslizarse por mis mejillas, a la vez que Chris me abrazaba y acariciaba mi pelo.

En ese momento, me daba igual si Chris me caía mal o bien, porque él estaba ahí, y me sentía bien cerca de él.

Estuve unos minutos así hasta que me calmé y sólo sollozaba de vez en cuando.

— Eh. — susurró Chris, poniendo una mano bajo mi mentón y girando mi cara, haciendo que le mirara. — No llores por ese imbécil, por favor. Sonríe un poco, ¿sí?

Asentí y sonreí como pude. Sonrió también y volvió a abrazarme.

— Sabes que después de esto tendré que volver a golpearte, ¿verdad? — murmuré unos minutos después.

— Lo sé, me da igual. No hay que perder la costumbre. — rió y pude ver que se le formaban pequeños hoyuelos en las mejillas.

No pude evitar sonreír también y le pegué una colleja, para después levantarme y salir corriendo por el campo con él detrás de mí.

No soy tu princesa.©Where stories live. Discover now