01

2.1K 175 24
                                    

—Jimin —escuché entre sueños—

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Jimin —escuché entre sueños—. ¡Jimin! —Exclamó una voz que conocía perfectamente seguida de una risa.

Levanté la cabeza asustado de la mesa con un papel pegado a la mejilla. Abrí los ojos con dificultad y sentí su risa ante la situación. Me quité el papel de la cara costando un poco de despegar y lo dejé sobre la mesa para después frotarme los ojos intentando despertarme del todo, no había dormido muy bien y la verdad es que me sentía bastante cansado después de los días que había tenido.

—No te rías —me quejé haciéndome el ofendido y ella volvió a reír. Sonreí de lado mientras miraba su silueta con tranquilidad haciéndome el molesto.

—Es que estás muy mono así, estás tan cansadito que hasta te has dormido sin querer —solté una pequeña risa mientras pasaba una mano por mi pelo, esa manía que solía tener desde hace tiempo—. ¿Has estudiado mucho? —Asentí con los ojos cerrados ante su pregunta.

—Tanto que pensaba que si no hacía el examen me iba a explotar el cerebro —bromeé haciendo que riera. Me encantaba oírla reír, no había nada en el mundo que amara más que eso.

—No te pases, Jiminie —dijo entre risas. Parecía que se había imaginado mi cerebro explotando y le había parecido la mar de divertido—. ¿Ya acabaste?

—¡Si! —Exclamé alargando la palabra y estirando los brazos para expresar que sentía libertad. Ella ladeó la cabeza y sonrió seguramente feliz de que por fin pudiera estar totalmente tranquilo.

—¿Te salieron bien? —Preguntó tanto interesada como preocupada. Con todo lo que me había esforzado esperaba sacar grandes notas.

—En general bastante bien, estar tanto tiempo estudiando me ha venido genial —le informé mientras recogía un poco la mesa que estaba algo tirada con apuntes, papeles varios, bolígrafos, rotuladores...

—Eso espero, como suspendas te mato, ¡estuvimos mucho tiempo sin hablar, Park Jimin! —Me reprochó y levanté las manos restándome de culpa alguna. Sonrió mientras negaba con la cabeza—. Parecieron años sin hablar contigo...

—Me pasó igual pero, todo el tiempo no fue en vano de todas maneras —le aseguré para que se quedara más tranquila—. ¿Tú ya acabaste? —Ella asintió con la cabeza ante mi pregunta.

—La semana pasada, ¡esta semana empiezo las vacaciones! —Festejó e hice un pequeño puchero. Aún me quedaba una semana para finalizar las clases.

—Yo también quiero...

—No te preocupes Jimin, solo te queda mitad de semana, ni siquiera darás clase —me intentó animar pero agaché la cabeza haciendo el puchero más notable.

—¡Eso no quita que tenga que madrugar! —Me quejé haciendo que me mirara preocupada y poco después se echara a reír. Negó con la cabeza mientras sonreía.

—¡Deja de hacer aegyo, me dan ganas de apretarte los mofletes y no puedo! —Exclamó haciéndose la enfadada y provocando que riera con fuerza. Una voz externa terminó con nuestra conversación.

—¿Mañana hablamos?

—Ni hace falta que lo preguntes, hablamos ahora por Kakao, te quiero —nos despedimos y finalizamos la videollamada.

Hacía un año y medio estaba saliendo con ella, manteníamos una relación a distancia desde hace casi cuatro años pero nunca había pensado en pedirle salir ya que ella vivía en Incheon, al otro lado de Corea del Sur. Nunca la distancia había sido un impedimento para nosotros, hablábamos siempre que podíamos por videollamada y todos los días hablábamos por mensaje para mantenernos al día. No podía mentir, me gustaría poder estar con ella, tenerla cerca, sentir que está físicamente ahí, poder sentir su mirada, su olor, ver lo brillante que son sus ojos, en definitiva, deseaba sentir su presencia.

Nos habíamos conocido hace mucho tiempo en las Islas Jeju cuando ambos estábamos de viaje con nuestras familias. Comenzamos a hablar en una playa y una cosa acabó en la otra hasta llegar a hoy en día. Al principio no nos hablábamos mucho, lo típico de que conoces a una persona pero a pesar de eso piensas que como nunca volverás a verla pues no tiene importancia hablarle o no pero, nos dimos cuenta de que ese no era el caso de nosotros.

Daba pena pensar que desde que nos conocimos no hemos tenido la suerte de poder vernos muchas veces más en persona, cosa que es horrible pero, hace tiempo llevaba planeando un viaje para verla. Había hablado con mis padres sobre el tema y me prometieron que me ayudarían con los gastos si aprobaba con buenas notas esforzándome bastante. Había conseguido el dinero trabajando para mi familia limpiándole las casas y haciendo las cosas que me pedían para poder viajar. Había conseguido bastante y, me había propuesto concentrarme y sacar sobresaliente en todo.

—Jimin, ¡hay algo para ti aquí! —Exclamó mi madre para que fuera hasta donde ella estaba. Cerré el portátil y suspiré para después bajar con tranquilidad.

Entré en la habitación del salón donde se encontraba mi hermano durmiendo con tranquilidad en el sofá ya que el programa que estaban dando en la televisión era lo suficientemente aburrido como para dormir tan plácidamente. Mi madre estaba sentada en el otro sofá de la habitación con un sobre en la mano. Me indicó que caminara hasta ella y me coloqué a su lado.

—¡Tenemos tus billetes! —Festejó medio en susurro mientras movía el cuerpo animada. Mi madre estaba emocionada de que por fin pudiera viajar, sabía que tenía muchas ganas de ir a verla y, también me había visto esforzándome para poder hacerlo.

—¿Sin ver las notas? —Pregunté sorprendido mientras tomaba el sobre para abrirlo.

—Jimin, sabemos que has trabajado mucho para conseguirlo, no creemos que suspendas, igualmente podríamos cancelar el vuelo si eso pasa, papá ha conseguido un descuento con la empresa por lo que vas a tener que darnos menos dinero, lo demás te lo puedes llevar para gastarlo allí —me informó y escuché atentamente. Abrí el sobre y miré el billete con una sonrisa—, igualmente te daremos dinero.

—Tengo muchas ganas de ir —admití leyendo cada parte del billete de avión, aún no podía creer que de verdad iría para verla de nuevo. Era un sueño, para mí era un sueño el volver a verla, ¿acaso en cualquier momento despertaría de él?—. ¿Por qué hay dos billetes? —Pregunté sorprendido al darme cuenta de la existencia de otro billete.

—Bueno, era una sorpresa pero, he hablado con la madre de Haeri y ha pagado un billete de avión para que ella se venga contigo a casa y pase gran parte de las vacaciones con nosotros —me informó y casi grito de la emoción por aquella noticia, ¡no solo iba a viajar para ir a verla, también se vendría conmigo durante las vacaciones.

—¡Estoy tan emocionado! —Admití y la abracé con fuerza mientras le daba muchas veces las gracias seguido de un montón de "te quiero".

—Cariño, solo queremos verte feliz —dijo en mi oído mientras la abrazaba, la abracé más fuerte y me besó la mejilla.

Esa noche casi no me duermo de la emoción que traía encima; no podía dejar de imaginar cada cosa que pasaría en ese viaje.

Distance ↣ JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora