cap 3

8.2K 509 16
                                    

NOTA: Anteriormente quién representaba a Jorge era Hugh Jackman pero ese era mi ilusión de hombre a los 15-16 años y ahora no lo veo tan adecuado. Así que ahora será la versión no tan dañada de Tom Welling. Espero les guste. 


La noche había vuelto a cernirse sobre la ciudad de Venecia y era la encargada de iluminar la habitación, la misma donde desde hace horas me entregué al hombre que amo desde hace muchos años. ¿Qué nos trajo hasta aquí? La historia seguramente no se podría contar en un día. 

Jorge duerme, puedo sentir su respiración serena chocar contra mi nuca. Me giro y acomodo de costado para apreciarlo mejor, es hermoso, condenadamente hermoso. ¿Quién dice que no nos podíamos enamorar? ¿Quién dice que no podemos ser felices? Lo adoro con todo mi ser y soy muy idiota en creer que puedo cambiar eso. 

Acaricio con mis dedos un mechón de cabello cuya punta descansa cerca de su nariz. Al parecer le hace cosquillas porque sonríe aun dormido.

Me levanto de la cama envuelta en una sábana para tapar mi desnudez y me dirijo al baño. Hago mis necesidades sin que pase desapercibida la pequeña incomodidad que surgió en mi entrepierna. Vuelvo a la habitación y la luz de la pequeña mesita de noche esta encendida y Jorge está sentado en una esquina de la cama. 

¡Desnudo!

-¿Puedes taparte? - Le digo cubriendo mi rostro con la palma de mi mano.

- No creo que sea necesario, hicimos el amor durante unas 3 horas consecutivas. La timidez es un recurso que no hace falta. -  Camina peligrosamente hacia mí y no puedo evitar sonrojarme. Su anatomía a pesar de su edad es perfecta. Su abdomen permanece marcado y en sus anchos hombros resaltan sus músculos sin hablar de lo sexy que le quedan las pequeñas canas en su pelo.

-¿Las estuviste contando? 

Retira la sabana de mí cuerpo tirando de ella con un dedo y vuelve a mirarme. Ahora los dos estamos desnudos, pero no me toca solo me mira.

-¿Cómo no hacerlo? la mujer que amo desde hace rato por fin se entregó a mí. - Baja sus labios hasta mi oído y luego de darme un beso en la sien murmura: - Se que sonaré como un patán, pero ahora eres oficialmente mía.

Sus nudillos se pasean por el contorno de mi cuello, hombros y senos. Cierro los ojos y siento como mis pezones se endurecen. 

 - ¿Te apetece un baño? - me pregunta luego de soltar un respiro profundo como guardando la compostura. - Debo ocuparme de mi nueva parte de tu cuerpo favorita. 

-Sí, pero... ¿lo haremos juntos? - pregunto un poco avergonzada y excitada a la vez. 

-Solo si tú quieres- Responde alejando su mano de mi cuerpo. 

-Está bien- Besa mis labios juntando su cuerpo al mío y cargándome hasta tener que envolver mis piernas sobre su cadera. 

(....)

Luego de cenar intentamos ver televisión, pero fue un fracaso, acá no hay nada en español y ni Jorge ni yo entendemos italiano.

Decidimos dormir y descansar. Mañana viajaremos a República Dominicana por petición mía luego de tener una extensa charla sobre nuestro futuro. Creo que ya es tiempo de superar ciertas cosas y aclarar algunos detalles, por ejemplo: Jules. 

Solo me llamó para darme el pésame cuando la muerte de mi padre y sé que solo lo hizo por compromiso. Debo de hablar con él porque no tuvimos un buen final.  Jorge desconoce mis planes, pero se los diré allá.

-Buenas noches, amor- Besa mi frente tiernamente y con tan simple gesto mi corazón martillea con fuerza. Es un sueño hecho realidad al cual puedo acostumbrarme. 

-Gute nacht liebe- Le respondo en alemán y él sonríe.

***

El espeso olor del café invade agradablemente mis fosas nasales. Un beso en la frente y la aguda voz de mi alemán me despierta.

-Buenos días hermosa- dice y lo primero que veo al abrir los ojos es su rostro sonriente. - tenemos que arreglarnos- Lleva en sus manos una bandeja con café y tostadas de mantequilla. Delicioso. Tomo la bandeja y él se levanta.

Luego de desayunar termino de arreglar la maleta mientras Jorge sale a arreglar unas cosas antes de irnos.

Ya lista, me siento en el pequeño balcón del departamento de Jorge, unos minutos después suena mi teléfono. Kendall.

- ¡Hola! - chilla al yo descolgar. Bendita sean esas hormonas.

-Hola, Kendall- contesto imitando su emoción.

-Dime que ya se reconciliaron...- Dice y mi cara segura se descuadra. 

- ¿De qué hablas Kendall?-  Le pregunto haciéndome la que no sabe nada.

-¡¿Cómo que de qué hablo?!- grita. - Fui yo quien le dije a Jorge que ya no estabas en Grecia sino en Italia. ¿Crees que fue coincidencia que él te encontrara? ¡pues no, tonta! Se que querrás matarme, pero extraño a mi amiga y sé que mientras ustedes no estén juntos tu no serás la misma, y nada me haría más feliz que saber que ya están juntos. - Suspiro. ¿Cómo enojarme con ella?

-Si... estamos juntos, y no solo eso Kendall- Hago una pausa - Hicimos el amor. - Finalizo. Debo sonar patética, tengo más de 20 años y estas cosas las hablan las chicas en la secundaria. 

- TÍMIDA NI A PALO MI AMIGA. Tienes que darme todos los detalles Mariana, ¿te pidió matrimonio? ¿Qué harán ahora? - Dios, si algún día llego a estar embarazada, controla mis niveles hormonales. 

-Alto ahí fiera, despacio. Solo ahí hasta ahora. Hoy volvemos a República Dominicana y veremos que sucede allá. - Le confieso y tras chillar por algunos minutos más, finalmente cerramos la llamada. 

Estoy tan emocionada como aterrada. ¿Cómo será ahora? ¿Podremos tener y vivir nuestro amor sin escondernos? 

Jorge entra y sonríe al verme, yo también lo hago mientras me obligo a alejar los pensamientos intrusivos. Juntos tomamos nuestras maletas y a continuación dejamos el edificio.  Jorge tomados de la mano me besa repentinamente y entramos al auto.

Al llegar al aeropuerto, un jet privado nos esperaba. Nada que me sorprenda solo que no me lo esperaba. 

Mientras Jorge me pidió unos minutos para hablar por teléfono, intenté concentrarme en un libro de un pequeño baúl disponible pero no funcionó. 

Miro a mi novio, hombre... lo que sea ahora mismo, y los músculos de su espalda se flexionan deliciosamente mientras sostiene una tableta con las manos y el teléfono contra la oreja y el hombro. 

Me muerdo el labio inferior sintiendo las palpitaciones entre mis piernas. Ya nos encontramos en el aire y solo hay una persona de sobrecargo así que me muevo hasta él y empiezo a besarle el rostro a lo cual frunce el ceño cuando empieza a balbucear. 

- Te llamo en breve. - Dice cerrando y dejando los aparatos de lado. - ¿Quieres un poco más de lo de antes? - Asiento tal descarada y es ahí donde mi amor vuelve a confirmarme que el siempre va a estar ahí. 

Pase lo que pase. 

Señor... Quedése [#2]Where stories live. Discover now