Love You

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Louis y Harry viven juntos y están juntos, pero en realidad ellos no están juntos

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No era viejo, por lo menos él no creía que las personas de veinticuatro años de edad ingresaban en el grupo de la vejez.

Él se sentía envejecido, rondaba aquel pensamiento en su mente clamando que ya era demasiado tarde. Cuando hurgaba en todos los sucesos vividos y luego miraba el ahora, se preguntaba qué pasó con su vida, a dónde es que se había ido.

Sabía que el tiempo para cumplir sueños y metas nunca se acababa, hasta podía reconocer que se hallaba en el momento indicado para intentar realizar cada uno de sus propósitos. Lo que lo hacía sentir vencido era el curso que los hechos fueron tomando a lo largo de los años. Quizá su error había sido idealizar en exceso.

No deseaba utopías, él simplemente quería para su presente algo que esperó y creyó tener para ese entonces. Lo que más le dolía era estar en exceso lejos de su imaginario.

Liam se hallaba escribiendo las últimas páginas de su primer libro, el cual sería tenido en cuenta por una editorial para su futura publicación. Hace ya un año vivía con su pareja y hasta le comentó acerca de ser padre en un futuro no muy lejano.

Niall consiguió asociarse con su compañero de estudios para abrir juntos una veterinaria. Él no aspiraba a una vida estereotipada, le gustaban las aventuras y lo espontáneo. Lo único serio en su vida era el amor por los animales. Para ser el más joven de los tres, tenía todo lo que quería.

Él, por su parte, había abandonado su carrera justo en la mitad, no muy seguro de que la misma sea lo que quería. No se quejaba del todo de su situación, estaba orgulloso de ser quien se hacía cargo de la joyería de su abuelo. De hecho, heredar aquel negocio fue lo que le permitió mantener su estabilidad económica y la de su familia.

Sin embargo, la única razón por la que no seguía viviendo con sus padres fue una charla entre botellas de cervezas vacías junto a su mejor amigo, en la cual establecieron que sus realidades apestaban y debían hacer algo por sí mismos.

Todo lo que anhelaba era saber qué dirección quería tomar, hacia dónde se dirigía su vida. No estaba seguro de obtener un título, dado que no encontraba algo que lo incentivara y la cantidad de tiempo que le llevaría conseguirlo. Tampoco se veía capaz de formar una familia, convivía con su amigo y todos los hombres que conocía parecían no ser aquel con el que había soñado abrazarse mientras observaban corretear a sus hijos.

El sonido en el depósito a sus espaldas lo sacó de su enredo mental. Sonrió a sabiendas de lo que vendría, estaba acostumbrado a la torpeza de Harry.

- Mierda, duele –la soñolienta voz recorrió sus sentidos con una extraña familiaridad-. Lo siento, Lou, me llevé por delante el banquito.

Harry...A decir verdad, la situación con su mejor amigo no ayudaba en nada. No importaba cuántas veces pensaba en ellos, con Harry dormido sobre sus piernas, no lograba llegar a una conclusión. La realidad del chico no apestaba, tenía en claro lo que quería y era un fotógrafo increíble. Envidiaba, a su vez, la vitalidad con la que afrontaba cada situación en su día a día. Como si fuera poco, estaba dotado con una de esas personalidades dignas de admirar y ansiar tener a tu lado. Pretendientes no le faltaban, Harry era hermoso, pero por alguna extraña razón decidía pasar sus días haciéndole compañía, intercambiando besos y noches sin explicaciones.

Ninguno de los dos hablaba sobre ello. Podía apostar que si se preguntaban qué significaba su relación, ambos se verían imposibilitados de dar una respuesta.

- ¿Dormiste bien? –cuestionó, estudiando discretamente su cuello en busca de posibles marcas violáceas.

- ¿Sinceramente? No. El sillón es malditamente duro y los clientes me mantuvieron despierto.

One Shots LarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora