Recuerdo 3

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Últimamente he recordado muchas cosas sobre ella, y también momentos que pasé a su lado, tal vez es porque su cumpleaños se acerca, espero tener tiempo de prepararle algo lindo.

···

Los días que siguieron después de el día en que Thara me abrazó fueron infinitamente felices y siempre estaba a su lado. Salíamos al receso juntas, caminábamos de vuelta a casa tomadas de la mano y en el salón nuestros lugares estaban juntos. En fin, éramos más que amigas. Nos volvimos inseparables.

Pero, en toda felicidad tiene que haber una tormenta.

El día en que se iban a entregar las calificaciones llegó. Mis calificaciones eran bastante buenas, pero las de Thara... no mucho.

Mi padre vino a la junta y firmó mis calificaciones, sin embargo, el papá de Thara ni siquiera se molestó en contestar la llamada que la maestra le hizo para pedirle que se presentara a la junta.

Durante todo el día Thara estuvo cabizbaja, y mientras tomábamos el descanso se recargó en mi hombro y comenzó a llorar. La maestra le había dado su boleta de calificaciones para que se la entregara a su padre y la firmara.

-Va a matarme...- su voz entrecortada lastimaba mi corazón, así que la abracé mientras acariciaba su cabello suavemente.

-No digas es...

-Lo hará... le prometí ser mejor... p-pero...

Su llanto no cesaba, así que acerqué su tembloroso cuerpo a mi pecho y besé su frente, justo como lo hacía mi mamá. Y también le aseguré que todo iba a estar bien. Gran error.

Al llegar al salón el día siguiente vi como Thara le entregaba su boleta a la maestra y ella le susurraba mientras Thara agachaba la cabeza. La maestra se encontraba notablemente preocupada.

Me acerqué a ellas con una sonrisa que se desvaneció al ver la condición en la que se encontraba Thara.

Su ojo derecho estaba preocupantemente morado y su cabello intentaba cubrirlo. Su mejilla izquierda cubierta torpemente por una gasa se veía abultada y rojiza.

-Thara...- me acerqué a ella con intención de abrazarla pero se dio media vuelta y se dirigió a su lugar como si le doliera hasta caminar.

-Ika, trata de cuidarla estos días, por favor- la mano de la maestra descansaba sobre mi hombro y su mirada se fijaba tristemente en Thara.

-S-sí...- me soltó y fui a sentarme junto a Thara mientras los demás niños llegaban y tomaban asiento.

Nuestro lugar se encontraba al lado de una de las ventanas del salón y Thara se la pasó mirando hacía el exterior el resto del día.

Ese día Luka no nos molestó, pero se veía igual o peor que a Thara. Su mejilla estaba morada, sus ojeras eran más oscuras y evidentes que otras veces, sus brazos tenían marcas rojas que se convertían en cicatrices y sus ojos parecían querer llorar todo el tiempo.

Lamentablemente ese sólo fue el inicio de todos los días malos en nuestra historia.

Our Story [Yuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora