5.- Enero 31- Día 15

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Estaría mintiendo si digo que no he pasado estos últimos días pensando en el. Sabía que no debía de estar pensándolo demasiado, pero no podía evitarlo. A veces desearía no tener sentimientos, siempre me preocupaba mucho por el dolor que sentían los demás. Esa era una de las razones por las cuales era bueno en mi trabajo, no era capáz de tomarme a la ligera lo que le ocurría a los demás.

Pude sentir una oleada de alivio cuando entré en su habitación del hospital. Eunhyuk estaba como lo había dejado; entre sus sábanas, cubierto hasta la cintura, su laptop entre sus piernas y sus ojos pegados a la pantalla.

—Estoy empezando a creer que estas pegado a esa cosa.— Le dije bromeando desde la puerta mientras le dedicaba una sonrisa amistosa.

—Pegué la laptop a mis piernas hace unos meses.—  Él respondió sin levantar la vista de la pantalla.

Lo miré fijamente, preguntándome si él podría haber sido el mismo chico que había llamado hoy en la madrugada. Parecía que las frías paredes del hospital habían convertido frío a Eunhyuk. Sin dejar de mirarlo le pregunté —¿Entonces estás bien?—

—Tengo un poco de dolor de cabeza.— Respondió él, mientras tecleaba algo en su laptop.

Entré a la habitación mientras miraba alrededor. Su cargador de computadora estaba conectado a un cable de extensión junto a la cama. En su closet pude ver chaquetas y pantalones colgados en una fila, y unos cuantos pares de zapatos en el suelo. Su mesa de noche era un desastre, tazas, lápices, y algunas fotografías enmarcadas de chicos sonrientes.

—¿Quiénes son?— le pregunté al ver las fotos.

—¿Hmm?— me contestó con un murmullo.

—En las fotos.— Le señalé mientras miraba los rostros llenos de alegría. En la foto Eunhyuk tenía una mano sobre su cabeza, con su otro brazo alrededor de un muchacho mirando. Este mismo muchacho alborotaba el cabello de Eunhyuk mientras que una chica de pelo oscuro con demasiado maquillaje en reía de ellos.

—Amigos.— El contestó sin mucho interés. —Mi mama pensó que ellos me harían sentir mejor.—

—¿Y lo hicieron?— Le pregunté mientras tomaba la silla que estaba a un lado de su cama para sentarme.

—No—

Me quedé sorprendido al escuchar la franqueza de su respuesta.

—¿Por qué no?—

Finalmente me volteó a ver. Con esos ojos llenos de brillo que iluminaban la habitación, marcados con sus pestañas obscuras que hacían sombra debajo de sus ojos. Se veía cansado, como si no hubiera dormido en semanas, estaba pasando por mucho.

—Porque me estoy muriendo.— me dijo, como si esa respuesta fuera obvia para mí.

—Necesitas salir de esta habitación.— Podía sentir la forma en que Eunhyuk había establecido raíces aquí en este cuarto. No sólo iba a morir, estaba esperando el día en que eso ocurriera.

—Tal vez mañana.—  respondió él, aunque tenía una fuerte sospecha de que me dijo eso para que no le siguiera insistiendo.

—Aún te quedan muchas mañanas por disfrutar, vívelas, no te quedes encerrado en ayeres vacíos.—   le dije.  —Y además, podemos aprovechar para salir y conocernos más, o solo ir a caminar si gustas.—

Él me miró, dándose cuenta de que no lo iba a dejar en paz hasta que saliéramos. —Te odio un poco.— el dijo, deslizándose fuera de su cama, tenía unos pants grises enrolladlos alrededor de sus pantorrillas.

Sujétame, me estoy cayendo. ( HAEHYUK )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora