Capitulo 7: ¿Qué es lo que siento?

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Ojala os guste ;D

Dejen comentarios como siempre

gracias a las que leéis mi historia

El sacrificio de la sacerdotisa

Capitulo 7: ¿Qué es lo que siento?

Se encontraba en la habitación del demonio, después de haber recogido la mesa, limpiar y ordenar los platos y los demás cubiertos, había dado un paseo por los largos pasillos del castillo hasta la habitación de Tomoe.

Estuvo unos momentos recostada en la mullida cama pero enseguida se levantó dándose cuenta de que no podía aguantar más aquel olor embriagador que poseían las sabanas de aquella agradable pero a la vez prisión de algodón y cojines. Olía demasiado a Tomoe.

Bajo los pies de la cama, rozando el suelo con las yemas de los dedos y se levanto dando un bostezo.
Se aburría.
Se soltó el pelo, dejando el imperdible en algún lugar inconcreto y descalza salió de aquella habitación, buscando algo que hacer.
A medida que iba caminando por los pasillos del castillo le iban viniendo a la mente las palabras que Tomoe le había dicho antes de desaparecer con su subordinado.

"Espérame en la habitación" Había dicho pero, ¿qué hacia ella? Se marchaba en busca de aventuras por aquel castillo desierto y tenebroso que, por otra parte, quien sabe que otros demonios estaban escondidos por aquellas puertas de idéntico color y diseño que estaban distribuidas por los largos pasillos. ¿No le harían nada no? Eran los subordinados de Tomoe...¿Y el era el jefe de todos ellos no?

Frente a sus ojos se abrió una especie de jardín que daba a la parte trasera del castillo. Era un enorme jardín rodeado de rosas silvestres de todos los colores que Nanami no había visto en su corta vida.
Un frondoso árbol daba sombra al lado este del jardín, donde había un pequeño banco de estilo gótico y por un momento Nanami pensó que aquello no pegaba con el ambiente tenebroso que reinaba en el castillo del demonio.
Aquel jardín tenía un toque humano como si en épocas pasadas algún humano, posiblemente una mujer, se hubiera ocupado de mantener vivo aquel lugar.

-Es...muy bonito-Sin poder evitarlo, sonrió. Se acerco al árbol, sintiendo el tibio roce de la hierba fresca y húmeda bajo los pies.
Rozó el borde del banco y se agacho para coger una pequeña flor azul que crecía al lado del tronco y acaricio los pétalos con las yemas de los dedos.

Se la colocó en el pelo junto a la oreja y dejo que la brisa le acariciara la cara, refrescándole aquel pequeño volcán hiperactivo que era su corazón.
No entendía que le pasaba, bueno, lo entendía pero no quería aceptarlo. Se sentía hiperventilada de solo pensar en Tomoe, de los acontecimientos que habían ido sucediendo entre ellos, a pesar de que no llevaba mucho tiempo en aquel extraño mundo y de que no conocía absolutamente nada sobre aquel demonio plateado, pero... ¿Qué podía hacer ella? Ni siquiera sabía que iba a ser de ella como para ir y decirle que estaba empezando a sentir cosas por él.

-Es ridículo...-Se dijo a ella misma dando una patada al suelo, enseguida dio un gemido de dolor y elevando el pie vio que estaba sangrando. Genial, idiotamente genial. ¿Qué más le podía pasar?

-Nanami

Dio un saltito con el pie bueno haciendo que perdiera el equilibrio de manera ridículamente tonta cuando escucho la voz de Tomoe. ¿Por qué siempre tenía que verse tan inútilmente tonta frente a él? Parecía que el destino estaba burlándose de ella.
Ciertamente parecía que era así, el demonio se acerco lentamente a donde estaba ella, tirada en la hierba y con un pie sangrante. Nanami se obligo a no elevar el rostro, seguro que se iba a reír de ella por torpe, lenta, desobediente e idiota.

El Sacrificio de la Sacerdotiza Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang