Conflictos.

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Ya podían notar la isla. Todo lucía normal, pero ambos tenían conocimiento de las tácticas que se utilizaban.

—Será mejor bajar aquí. No te olvides de llevar todas las armas.
Noodle se veía diferente, tenía ese toque asesino. Descendió de donde venían sin hacer ruido.

—Seguro están en la casa. Debemos ser silenciosos, si no queremos terminar con los sesos destruidos —dijo Murdoc, precavido.

—¿Cómo cuántos son?

—No lo sé, muñeca. Creo que 6 o 7 idiotas.

—Bien, no son muchos —El bajista se sorprendió por la respuesta de la chica. ¿Cómo era posible que hubiera cambiado tanto? Vaya que eran una banda extraña.
—Sólo cuida de tu trasero, así no me darás problemas —A la japonesa le dio gracia ver la cara del satanista cuando dijo eso.

Corrieron lo más veloz que pudieron, hasta llegar a la puerta trasera, se aseguraron de que no estuviera nadie y entraron.
El lugar parecía tranquilo, no se oía ni ruido, lo cual era sospechoso.
Se dirigiero a la sala, pero no encontraron nada.

—No bajes la guardia —Con voz baja el satanista le recomendó a la chica—. Están cerca —Presintió.

De pronto un bala rompió el vidrio de la ventana. Murdoc y Noodle se cubrieron detrás de un sofá.
La japonesa observaba atenta, logrando detectar al culpable el cual estaba escondido, pegado a la pared del cuarto seguido.
Apuntó al sujeto e iba apretar del gatillo...

—Yo no haría eso si fuera tú.

Tanto Noodle como Murdoc observaron a un hombre salir. El tipo era jóven, con cabello rubio y ojos verdes, además de portar una cicatriz que atravesaba por su ojo.

—¿En serio? —La nipona lo desafío, cambiando de objetivo y ahora apuntando al hombre frente a ella.

—¡Ajá! —No mostraba miedo a pesar de que le podrían disparar—. ¿Ya notaron que son ustedes los que están en peligro?

—¡John! —Murdoc exclamó—
Con que tú eras el que estaba detrás de todo esta mierda... Y dime, ¿no ves que son ustedes dos los que están en peligro? Vaya que sigues siendo el mismo genio de antes —. Sarcasticamente sonó por lo último.

—Tan tonto como siempre Murdoc. ¿En verdad crees que sólo somos dos? —Chasqueó los dedos y salieron cuatro hombres más desde el pasillo de las escaleras. Ellos cargaban francotidadores, los cuales apuntaban a la cabeza del satanista y la japonesa.

Ambos veían laceres apuntados a ellos.

—¡Baja el arma! —Le dijo John a la jóven que lo amenazaba.

—Esto no es nada para mí —Noodle estaba decidida a continuar.

—¿En verdad? —John bajo la mirada—. ¿Están bien...tus amigos? Me refiero a Russel y a 2D —Alzó la cabeza, mostrando una sonrisa enferma—. Si algo me llegara a pasar, mis compañeros de aquí tienen órdenes de avisar... que...LOS MATEN —hizo énfasis en las últimas dos palabras.

La chica abrió los ojos, empezó a titubear y su brazo cayó, dejando  caer el arma.
Ella era fuerte y sabía que fácilmente les ganaría, pero se arriesgaba a perder a parte de su família.

—Tira TODAS tus armas...Igual tú, Murdoc.

Ninguno de los dos dudo en hacer aquello. Los tenían y no podían evitarlo.

"¡Esto esta mal!...¿Dónde rayos está la Cyborg?", el bajista con la mirada la buscó.

—Por cierto mi buen amigo, el dinero que queremos será muucho más...Ya que tu tonta robot nos mató a tres de mis hombres —hablaba como si lo único que le importará fuera el efectivo—. Te devolvemos a tu chatarra.

Mis sentimientos (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora