Castigada

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Ella suspiró frustrada. Estaba más que aburrida.

Jenn había llegado a la cabaña después de cinco días de estar desaparecida, probablemente hubiera permanecido así durante más tiempo, pero los proxys la habían encontrado mientras juntaba leña para encender una fogata con la intención de sobrellevar los efectos del intenso frío.

______ la había castigado, cuando había comenzado a gritarla Jenn estaba a punto de echarse a reír por la exageración de su madre, pero cuando notó que estaba realmente furiosa y que su rostro estaba rojo de ira se tragó sus palabras y sus risas permaneciendo en un profundo silencio.

Tenía dos semanas castigada en su habitación, sólo salía para entrenar, y Jeff se estaba comportando más duro que de costumbre. Su madre no le dirigía la palabra, incluso ni siquiera la miraba lo cual le dolía demasiado, Jenn sabía que era un dolor de cabeza casi todo el tiempo, pero su madre nunca se había comportado tan fría e indiferente con ella. Y su padre aún no llegaba, tenía dos meses fuera tratando de formar un ejército para la inminente guerra que se aproximaba, las cosas estaban demasiado tensas, y nadie quería contarle a que se debía el supuesto conflicto.

Mientras miraba por la ventana hacia el exterior escuchó la puerta abrirse, miró a Jeff que entraba sin pedir permiso y con una bandeja de galletas y dos tazas humeantes de chocolate caliente.

—Pensé que tal vez te gustaría un aperitivo.

—Gracias —dijo sonriente, Jeff se sentó en la cama y dejó la bandeja al lado de él.

—Es un día bastante gris —comentó Jeff mientras ella se sentaba a su lado.

—Están deliciosas —dijo Jenn mientras le daba un mordisco a una galleta.

—Sí, las hizo tu mamá... por favor no le digas que te he traído esto, se supone que estás castigada y no deberías estar comiendo esto —ella sonrió.

—No diré nada.

Comieron en silencio por unos minutos.

—Esta habitación solía ser de tu padre —comentó Jeff.

—¿En serio?

—Sí... recuerdo nuestro primer día en la cabaña. Yo quería esta habitación y Jack también, nos peleamos durante días y él terminó ganándola. Antes era muy gris —dijo mientras miraba las paredes pintadas de un color salmón—. No sé porque a Sally le gustaba tanto esta habitación.

—¿A Sally? Ella odia mi habitación —dijo incrédula.

—Antes, cuando ella venía a visitarnos, Slender sacaba a Jack de aquí para dejarle esta habitación, había dos cuartos desocupados pero ella insistía en que amaba estar aquí. Y es que después de todo, Jack tenía miles de dulces y juguetes aquí.

—¿Mi mamá aún está muy enojada? —preguntó con voz temblorosa.

—Sí —contestó—. Está bastante enojada.

—Creo que esta vez realmente me pasé —murmuró.

—No, ella aún te quiere, es sólo que las cosas están muy tensas. Slender se puso como loco cuando se enteró que habías escapado.

—¿Qué es lo que está sucediendo?

—¿No te lo ha contado ______? —ella negó.

—No, y ahora que ni siquiera me mira menos.

—No sé si deba contarte...

—¡Anda! Me muero de la curiosidad. No entiendo qué diablos está pasando —Jeff se pasó una mano por el cabello.

—No le digas a ______ lo que te voy a contar ¿de acuerdo? Porque si me entero de que le has dicho algo te voy a descuartizar con mis propias manos —ella asintió.

—Lo juro.


Amándote [Laughing Jack Y Tu] (Book 2)Where stories live. Discover now