Epílogo.

1.3K 160 24
                                    

Dos años después.

Lancé una carcajada sonora al mismo tiempo que no dejaba de correr, las hojas secas crujiendo bajo mis botas militares.

-Vamos bebé, eres un anciano. -animé a Luke mientras me acercaba cada vez más a mi destino. El rubio había quedado varios metros atrás y me observaba sonrojado puesto a que yo corría como una desquiciada.

Era una preciosa tarde en central park, el otoño estaba en su máximo esplendor. No habían muchas personas en esta parte y por esa misma razón estábamos ahí.

Paré mi marcha cuando me encontré con el enorme colchón de hojas secas. Me pasé una mano por la cara, quitando mi cabello -ahora- plateado, y casi volviendo a ser castaño.

Sin pensarlo, di media vuelta y extendí ambos brazos a mi lado. Pude ver como Luke me sonreía con ternura a medida que se acercaba a mí. En un segundo, corrió rápidamente hacia mí y me capturó por la cintura antes de que me dejara caer sobre las cientos de hojas.

-Eres una niña muy hermosa, Greeny. -murmuró cuando se separó de mis labios.

Fruncí el ceño. -No soy una niña, idiota.

Luke lanzó una risa preciosa. -Está bien, Arabella, no lo eres.

Dejé un beso cortito en su boca y me libré de sus brazos, para esta vez sí dejarme caer. El césped y las hojas secas amortiguaron mi caída, y lancé una risita. Estaba tan feliz.

El rubio me imitó, haciendo volar un par en el proceso. Su gran mano captó la mía sin siquiera mirarme, ambos teníamos la vista fija en el cielo. El ocaso ya estaba desapareciendo por completo, siendo seguido por la brillante noche de New York.

Las estrellas brillaban. La ciudad ambientaba la situación con sus sonidos y luces. Era todo tan nuestro.

No recuerdo cuánto tiempo estuvimos en esa misma posición, sin pronunciar palabra alguna, con nuestras manos entrelazadas y ambos pares de ojos -azules y verdes- fijos en el cielo nocturno.

Lo único que sé, es que en el momento que una escurridiza estrella fugaz pasó sobre nosotros, ambos tuvimos la misma sensación de plenitud en nuestro interior, puesto a que absolutamente todo lo que podríamos haber deseado, ya se encontraba al lado nuestro.

nocturnal ☾ lrhWhere stories live. Discover now