Noche LII. // Parte II.

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Una vez más, estábamos bajo las estrellas. Debemos complacer a nuestro público, había dicho Luke.

Era una noche despejada, aunque fría, pero no recordaba un cumpleaños que no hubiese sido así. Ambos habíamos llevado mantas y almohadas a la azotea del edificio, y nos encontrábamos tapados hasta el cuello mirando el cielo recostados en el suelo.

-Te extrañe mucho -murmuró el rubio apretando su mano con la mía.

-Yo también te extrañé -admití en voz baja.

-Por favor, no vuelvas a alejarte así de mí. Eres mi vida entera Arabella, no quiero que lo dudes ni un momento.

Sonreí sinceramente observando la estrella más brillante de todas. -Sin dudas eres lo más importante que tengo, Luke. Sé que no soy buena demostrándolo, pero te amo demasiado.

El rubio se levantó para subirse arriba mío. Desde ahí, podía observar sus ojos celestes, su preciosa sonrisa, su barba, su cabello, su perfecta nariz. Era simplemente la persona más hermosa que había visto alguna vez.

Me sonrió en respuesta, y me besó. Estuvimos un largo tiempo así, nunca podría cansarme de sus labios y sus hombros anchos y suaves. Podría vivir aferrada a sus brazos si fuera posible.

-Tengo algo para ti. -murmuró poniéndose en cuclillas y buscando dentro de su mochila. De allí, sacó dos frascos de plástico que reconocí al instante como burbujeros. -Volverás a ser una niña, aunque seas mayor de edad, Greeny.

Reí y agarré uno de los que me extendió. Saqué el pequeño aro de plástico y soplé. Cuatro burbujas medianas salieron y pegué un saltito emocionada.

-Desde que tengo seis años no hago esto. -confesé sonrojándome levemente al ver que Luke me sonreía con ternura.

Extendió una mano hacia mí, poniéndome de pie junto a él. Caminamos de la mano al borde de la azotea que ya nos había visto varias veces antes. Me abrazó por atrás, pegando su pecho a mi espalda, y besó brevemente mi cuello.

Las estrellas parecían brillar cada vez con más intensidad. -Mira... -murmuré señalando al cielo.

-Te lo dije Greeny, -susurró en mi oído. -nuestro público está feliz. El universo entero se alegra cuando estas feliz, Arabella.

En ese momento definitivamente me sonrojé. Nunca había amado tanto a alguien.

Dejé un largo beso en sus labios y al separarme le sonreí con ternura.

-Calum me enseñó cuando éramos pequeños algo que su abuela solía decir. Según ella, una de cada muchas burbujas suele cumplir un deseo. Puedo quedarme toda la noche aquí esperando para que llegue. -reí y besé la comisura de sus labios. -Vamos a intentarlo.

Sin replicar, volví a sacar el burbujero y soplé al mismo tiempo que Luke. Ésta burbuja fue más grande que las anteriores, y solamente una sola.

Nos quedamos allí, viendo como ambas burbujas subían y subían, sin explotar. Se nos hizo imposible seguirlas en un momento, pero sabíamos que seguían por allí, perdidas en la ciudad. En nuestra ciudad.

Luke me atrajo por la cintura y volvió a besarme lentamente. Cuando nos separamos, susurró en mis labios.

-¿Qué pediste?

-Que nunca dejes de ser feliz. Mi vida depende de ello. -admití. -¿Y tú?

Sonrió mirándome a los ojos con las orbes más azules que había visto jamás. -No perderte nunca. Si estoy contigo, mi felicidad nunca acabará.

Sonreí genuinamente, sabiendo que observaba mis ojos verdes. No necesité decirlo, ambos sabíamos que mi felicidad, era él.

FIN.

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