-Capítulo 14.

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—Capítulo 14.





Habían pasado dos semanas y seguía sin saber nada de Harry. Siempre que lo llamaba me mandaba directo al buzón, no respondía a mis mensajes, cuando llamaba a Gemma para preguntarle por él sólo respondía un simple: Esta bien, justo ahora estoy en algo importante, adiós.



Seguro ella estaba enterada de lo sucedido. Y entendía que no quisieran hablar conmigo. Fui una completa perra.




—Jane. —La voz de Zayn hizo que mi hilo de pensamientos se rompiera.



—  ¿Qué sucede? —Pregunté haciendo a un lado el ordenador.



Era un sábado lluvioso y hacia un frío horrendo. Pero era un sábado en el cual Zayn había descansado, decidiendo disfrutarlo habíamos pasado la mayor parte del día viendo películas. Hasta que su padre lo llamó para que revisará unos contratos. Para dejarlo concentrarse tomé su ordenador para revisar mi correo.



—Te preguntaba si querías ordenar algo para cenar. —Dice sin despegar la vista de los papeles que sostenía.



—Puedo preparar algo si quieres. —Me escogí de hombros.



—No es necesario, pide lo que quieras. —Levantó mi trasero de la alfombra y camine hasta la agenda. —Lo que sea menos pizza.



Me limite a asentir y seguir buscando algo que llamará mi atención. —¿Comida china?



—Nop. —Sigue sin mirarme.



Odiaba cuando estaba tan ensimismado en su propia burbuja de negocios. — ¿Tailandesa?



—Demasiado picante. —Muerde su labio inferior.



—¿Entonces que quieres comer? —Pregunto irritada.



—Lo que tu quieras, amor.



Estaba apunto de aventarle la agenda en la cabeza. Suelto un bufido, pero ni siquiera lo nota. —Pediré italiana.



No me molesto en preguntarle, dijo que pidiera lo que yo quisiera. Lo que quiero son unos ravioles de camarón con salsa de tomate. —Yo quiero una baguette.



Luego de pedir la comida me siento de nuevo en la alfombra, tomo el ordenador y sigo buscando locales en el centro de Londres. Había demasiados, ninguno que llenará mis expectativas. No tenían suficiente luz, eran demasiado pequeños, unos demasiado grandes. Bajo la página viendo las fotos, hasta que lo encuentro.


Ahogó un grito.



—¿Qué pasa? —Por fin me pone atención.



—Mira esto. —Me levantó de un salto, tomo el ordenador y me siento junto a él subiendo mis piernas a las suyas. —¡Es perfecto!



Tiene los lentes puestos, frunce el ceño. —¿Por qué ves locales?



—¡Te lo dije! -Chillo. —Voy a rentar un local para poner mi salón. —No dice nada, sólo mira las fotos. —Por fin lo encontré, es hermoso. Mira esos ventanales. —Le digo señalando las grandes paredes de cristal.



—Será sólo mientras nos casamos, ¿no es así? —Me mira expectante.



—¿A que te refieres? —Frunzo el ceño por confusión.



—A que una vez que estemos casados tu no vas a trabajar. —Se encoge de hombros. —Te quedarás en casa para cuidar a nuestros hijos.



—¿Qué?



Es lo único que puedo decir. ¿Qué? ¿Hijos? ¡Tengo veintiún años! No quiero hijos. No ahora.



—Que te quedarás en casa. —Lo dice de la manera más natural del mundo.



—No. —Cruzó los brazos y bajo mis piernas de las suyas.



—Bueno, no fue una pregunta.



Literalmente, mi mandíbula cae. —Habíamos hablado de esto antes. —Me pongo de pie, alterada. —Incluso mucho antes de que me dieras el anillo, te dije perfectamente que yo no sería esa clase de mujer. No seré una mantenida, no me quedaré en casa cuidando niños gritones y con popo en los pañales mientras tu la pasas de lo lindo en un lugar lleno de gente mayor.



—¿Crees que lo paso bien en una oficina? —Deja el ordenador de lado y se quita los lentes. -Lo que ganó en la empresa nos basta, no quiero que trabajes.



—Bueno, no fue una pregunta. —Le digo, repitiendo exactamente sus palabras. Se levanta de su asiento furioso.



—Cuando estemos casados, harás lo que yo te ordene.



—¿Eso es lo que piensas? —Busco mis botas. —¿Crees que dejaré que me manipules así? —Las encuentro a un lado del sofá, brinco en un pie por la sala poniéndome las botas y buscando mi abrigo.



—¿Qué haces? —Va detrás de mi.



Tomo mi abrigo deslizándolo por mis brazos. —Zayn, no seré esa clase de esposa. Y si no puedes entenderlo, entonces no quiero casarme contigo.



Doy la vuelta tomando mi bolso, apenas alcanzó la perilla cuando siento sus manos en mis hombros. Me gira y pega contra la pared.



—Eres mía. —Con una mano sostiene mi rostro y con la otra toma mi muñeca. Duele. —Que te quedé claro.



—Me estás lastimado. -Sus ojos están oscuros. Aún más que cuando está excitado. Y me asusta. —Zayn, por favor.



Mira mis labios un momento, deja un beso seco, casto y rudo sobre ellos. —Quédate a cenar. —Camina de regreso a la sala y comienza a recoger los papeles. —No es una pregunta. —Dice sobre su hombro.



Tengo miedo de hacer cualquier cosa. Sólo dejó mi bolso, Quito mi abrigo y camino hasta el comedor para poner los cubiertos. La única razón por la cual no salir huyendo es que no quiero hacer un drama por todo.


Pero no dejaré que me hablen así. Papá me había enseñado bien que a una mujer se la respeta.



Miro entre mi cabello a su dirección, está enviando mensajes. Muerdo el interior de mi mejilla tragando las lágrimas. La cara y la mano me dolían. Y lo peor es que no tenía amigas para hablar de esto. Por más homosexual que fuera Gerard golpearla a Zayn si se enterara, Violet tampoco era un opción, le diría a papá, y Harry, bueno Harry no siquiera me habla. Y si lo hiciera mataría a Zayn.


Tragó el nudo en mi garganta justo cuando sonó el timbre.



—Yo iré, quédate aquí. —Sale dando un fuerte portazo.



Corro al baño y me miro en el espejo, mis ojos están rojos por las lágrimas. Dejó salir un sollozo. La forma en que me hablaba era dura, ni en la peor pelea que tuvimos me había tratado así. Si esto era ahora, no imaginaba cuando nos casáramos.





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Es pequeño, lo sé. Pero he estado ocupada con Gotta Be You, que ya está terminada, por si tenían el pendiente, con lo que actualizaré más seguido Mine.


Mine.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora