➵ 39 (Dieciséis horas).

4.3K 305 57
                                    

— ¿A quién?

La pregunta de Deaton fue formulada con rapidez, siendo que la negación por parte de Stiles nos dejase algo descompuestos; sobre todo a mí pues, no llegaba a entenderlo, no cuando sus labios tocaban los de otra persona hacía menos de veinticuatro horas.

— A Sarah.

Respondió de la misma forma, como si se tratase de una bala amenazante con salir de una pistola, como si no tuviese que pensarlo con calma antes de dejar escapar la respuesta de sus labios.

— Venga ya.

Murmuró Isaac por lo bajo, aunque de alguna manera la sala estaba lo suficientemente en silencio como para que parte de nosotros pudiésemos escucharlo.

— Pero Lydia y tú...

Traté de decir, queriendo que supiese que fui consciente sobre lo ocurrido en el baño de las chicas en la planta baja.

— Te necesito a ti.

Dijo con seguridad, acercándose lentamente hacia mi posición, agarrándome de las muñecas y mirándome fijamente a los ojos. Por el momento no tenía ninguna duda en que estaba diciendo la verdad, no sabiendo que si escogía a la persona incorrecta podría no salir de esta.

— Bien, cambio de planes.

Añadió Deaton, encasillando a las parejas en sus respectivas bañeras repletas de hielo: Lydia iría junto a Allison, Scott con él, y yo trataría de conseguir que Stiles volviese sano y salvo. 

Mientras los demás se posicionaban, fui arrastrada hacia la entrada de la clínica para que nadie más pudiese escuchar la conversación, y lo que tenía por decirme antes de sumergirse y quedar casi en coma.

— ¿Unas últimas palabras por si muero?

Preguntó irónicamente.

— Stiles...

Su nombre salió de mis labios en un susurro, pareciendo incluso una suplica; no quería escucharle decir algo así.

— Yo... yo no tengo palabras, pero... puedo darte esto.

Me apartó un mechón de pelo que caía por mi frente, colocándolo tras mi oreja derecha, después de que uno de sus dedos delinease mi mandíbula apretada por lo sucedido, por el pánico que tendría si alguno de ellos no lograba salir de ahí. Agarró mi rostro, y de nuevo volvió a clavar su mirada en mis ojos cafés; los suyos brillaban como si supiese que no volvería a vernos, y tenía miedo.

Giró su cabeza, lentamente sus labios se acercaban a los míos, tanto que llegaron a unirse como nunca antes lo habían hecho. Sin embargo, antes de que pudiésemos disfrutar todavía más del momento, pude escuchar varios pasos acercarse con ritmo agitado hacia la puerta, y esta última cerrarse de golpe sin previo aviso.

Miré a Deaton esperando que me diese alguna respuesta sobre el fugitivo, pero terminó negando. Suspiré, asintiendo una única vez pues, de alguna manera podía llegar a saber de quién se trataba; y entonces salí con rapidez, encontrándome a Isaac sentado en el último escalón.

— Le quieres, ¿Verdad? No, está bien; lo entiendo. Es todo mi culpa; no debí creer a Jake, no debí acostarme con Cora, y ahora tampoco debo pretender que vuelvas conmigo.

Ni siquiera volteaba la cabeza para mirarme, se limitaba a observar al vacío sin pestañear, tampoco dejaba que me introdujera en la conversación a pesar de mis repetidos intentos por frenar sus palabras. No fue hasta que hubo expresado sus sentimientos, cuando se levantó del escalón para poder dirigirse hacia la puerta después de tomar el aire que podía llegar a necesitar.

— Isaac, te quiero.

Dije finalmente, intentando detenerle agarrando la manga de su camiseta larga.

— Yo también, siempre lo haré.

Continuó, regalándome una rápida mirada para abrir la puerta y dirigirse de nuevo hacia el interior, cortando por completo la conversación entre ambos, finalizándola. Mis piernas pronto la siguieron después de tomarme apenas un par de segundos para poder recomponerme y disfrutar de una breve soledad.

A mi llegada, los tres se sumergieron con los objetos característicos de sus padres, uno detrás del otro hasta que mis manos se posicionaron en los hombros de Stiles para poder mantenerle en el fondo de la bañera, como una vez había hecho con Isaac. Sin embargo, esta vez no podíamos asegurarnos de que se encontraban bien, mucho menos mantener una conversación.

Suspiré con cansancio, soltando su cuerpo, mirándole con miedo por si algo salía mal, queriendo marcar en mi mente cada gesto que su rostro pudiese emitir. Y las horas pasaron de forma tan lenta que comenzaba a ponerme nerviosa, una hora y mis piernas temblaban como nunca antes. Dos horas, y mis uñas largas fueron amputadas por mis dientes, como siempre hacía en mis momentos algo más críticos. Tres horas, la cara de desesperación de Deaton afirmaba lo que tanto tiempo llevaba pensando: que probablemente no conseguirían lo que tanto ansiaban. Cuatro horas, siendo que mis nervios me jugasen una mala pasada hasta tal punto de convertirlos en ira, un enfado dirigido hacia Deaton, hacia los chicos por aceptar, o conmigo misma por no poder hacer nada por ayudarles.

Cinco horas, mi corazón latía con fuerza, para mí no hubiese sido una sorpresa que decidiese salir de mi pecho; incluso Isaac podía escucharlo, y eso hacía que mis sentimientos se incrementaran. Seis horas, apretaba los puños y mi mandíbula, y al final opté por levantarme con intención de pasearme por todo el veterinario. Siete horas y tenía ganas de gritar; así que, lo hice.

— ¡Dijiste que duraría segundos!

Grité a Deaton con toda la furia que había estado acumulando durante tanto tiempo.

— Creo que necesitan más tiempo, no les está resultando fácil.

Dijo con tranquilidad, alzando su mano para poder tocar mi rostro, aunque yo terminé por rechazar el gesto dándome la vuelta.

Nueve, diez, once, doce horas y temía por ellos, tal vez estaban muertos. Las lagrimas que caían de mis ojos manchaban el cuello de la camiseta, aunque de alguna manera trataba de evitar que me viesen así. Trece horas, me acerqué a Scott, miraba su cara con la intención de que pudiese indicarme que algo les impedía realizar su tarea, pero que tratarían de hacer lo posible para volver lo antes posible, mas nunca sucedió.

Catorce horas, Allison Argent no se merece morir de esta manera, tiene que salir de la bañera ahora mismo. La quería sabiendo que era mi amiga, pero más aún cuando supe que se trataba de algo más que eso; que era parte de mi familia.

Quince horas, ¿Quién no te amaría, Stiles? No puedes dejarme ahora, te necesito. Por favor, vuelve... Recuerdo nuestro primer beso, y me niego a creer que haya un último. Dieciséis horas, el agua comenzaba a caer de golpe, encharcando el suelo por completo, levantándose los tres de golpe con la intención de respirar.

— Lo conseguimos. Era un árbol enorme, bueno, ya no lo es; lo cortaron. Pero aún así todavía es muy grande... ¿Qué pasa?

Habló Stiles tras recuperar el aliento, frunciendo el ceño al comprobar la preocupación que emanaba de nuestros cuerpos.

— Habéis estado ahí dentro mucho tiempo.

Dije, todavía acongojada por la situación.

— ¿Cuánto tiempo es mucho tiempo?

— Dieciséis horas...

— ¿Hemos estado dieciséis horas en el agua?

Se introdujo Scott en la conversación, completamente confuso pues, apenas fue consciente del paso del tiempo.

— Y la luna llena sale en menos de cuatro. Veréis, es complicado... Es un eclipse lunar, todo ser sobrenatural se quedará sin poderes hasta que esto termine; hay que encontrar a vuestros padres antes de que esto pase, pues estaréis indefensos si Jennifer aparece.

Another Hale | Stiles S.Where stories live. Discover now