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quince.

Human- Cristina Perri

29/08/1996

Querido Eddie:

Nuevamente voy a empezar una carta disculpándome, siento realmente el haber pasado otros dos meses sin escribirte, pero déjame que vuelva a explicarme. Espero que lo entiendas, Eddie.

Aquella carta, la última que te escribí, te la escribí encerrada en el baño de mi habitación del hospital, y te conté que había escuchado a los enfermeros entrar en el cuarto. Consiguieron abrir la puerta y me encontraron sentada en el suelo, llorando sobre un trozo de papel arrugado, tu carta, por suerte no me lo quitaron. Me levantaron, me tumbaron en la cama y me dieron, en contra de mi voluntad todo hay que decirlo, calmantes. Lo siguiente que recuerdo es levantarme con un dolor de cabeza atroz y sin tu carta en ninguna parte de la habitación. Era consciente de que no podía ponerme a chillar llamando a una enfermera por haber perdido un trozo de papel arrugado, aunque fuera muy importante para los dos. Así que tan solo esperé sentada en mi cama.

Al cabo de un rato vino a verme una enfermera, aquella que te dije en la que podía confiar, así que le conté que no encontraba tu carta por ningún lado, y ella sonrió y me dijo que no me preocupara, que la había cogido cuando había venido a verme y estaba dormida, y la había echado en el correo. Espero que fuera verdad, Eddie, sino estaré quedando como una loca en esta carta.

Continúo. Estuve un largo rato hablando con ella, y me contó lo que los médicos pensaban de mi caso. Creían que vivo en un recuerdo que me está consumiendo, tu recuerdo, Eddie. Así que me aconsejó que dejara de escribirte cartas, que esperara a que se calmaran las aguas y a que me dieran el alta por fin. Ella realmente supo ver lo mucho que te quiero, Eddie, y me ayudó muchísimo, le estoy infinitamente agradecida.

Así que así es, Eddie. Ya estoy fuera del hospital, y esta carta te la escribo sentada en el poyete de la cocina en el que me paraba a mirarte cocinar, bueno, cocinar, cantar, bailar, y prácticamente a hacer una actuación completa. Te prometo que no volveré a fallarte ningún mes más.

Eras feliz, Eddie, ¿qué fue lo que cambió?

Eternamente tuya, Charlotte.

PD.: Me siento mucho mejor al saber que esta carta, por fin, puedo entregártela personalmente, Eddie.