Capítulo 11

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Christine esperó a que Samuel se marchara del camarote para salir a cubierta por primera vez desde que embarcó. No la tenía retenida, pero prefería no salir para no encontrarse con Robert, ese hombre le veía el alma y tenía miedo de que descubriese su embarazo y para que engañarse, tampoco quería toparse con Samuel, tenía suficiente con las discusiones silenciosas nocturnas.

Salió a cubierta y sintió el olor del mar y los rayos del sol que calentaban sus huesos, algo que había echado mucho de menos. Luego miró el bullicio del puerto, era un puerto muy pequeño comparado con el de Londres, el único que conocía, había unos cuantos barcos mercantiles que transportaban mercancías desde las islas del Caribe a Europa o descargaban recursos en la isla, por lo que pudo ver, eran patatas. Quitando del puerto, no había nada más, ningún edificio, solo pequeños puestos que servían de intercambio para los comerciantes. ¿Dónde la había llevado? Quizás solo era una parada en el camino antes de llegar a su propio destino. Samuel que la observaba desde proa vio su desconcierto y se acercó hasta ella. Supo el momento en que se percató de su presencia por la postura de sus hombros, se puso tensa, preparada para el ataque, ataque que no recibió. Samuel se limitó a ponerse a su lado, apoyando los brazos en la madera del barco mirando en la misma dirección que antes lo había hecho ella.

- Ya ha llegado el carruaje – le dijo mientras se giraba a mirarla. Por un momento creyó ver al hombre que amaba, pero se recompuso y volvió a él la frialdad.

Samuel bajó del barco sin importarle si ella lo seguía o no. Christine esperó, no estaba dispuesta a seguirlo. Él que ya estaba abriendo la puerta del carruaje se volvió y al ver la actitud arrogante de ella y al saber que le iba a brindar batalla, sonrió. No esperaba menos de ella.

- Christine, como tenga que subir a por ti te vas a arrepentir

- ¿Es una amenaza, capitán? - le dijo ella de forma burlona

- No, solo es una advertencia

Hablaban a gritos para que las palabras llegaran hasta los oídos del otro y todo el puerto se estaba enterando del desafío de Christine hacia el capitán. No podían quitar la vista de aquella mujer tan osada, nadie en su sano juicio le hablaría así al capitán. Ellos ajenos al escándalo que estaban armando, se miraban, se miraban y se volvían a mirar, no podían hacer otra cosa, el desafío estaba servido. Christine sabía que lo estaba enfadando, pero le daba igual, no se lo pondría fácil, él le había llevado a la fuerza allí y no se lo perdonaba, además de otras cosas que no quería recordar. Luego pensó en el niño que crecía en sus entrañas y claudicó.

Samuel estaba perdiendo la poca paciencia que le quedaba, ¿pero qué decía? Él nunca había sido paciente. En mitad de la escalerilla se encontró con Christine, esta lo ignoró y pasó de largo hasta llegar al carruaje y sentarse. Samuel siguió el bamboleo de sus caderas y se reunió con ella. El viaje era de más de una hora, pero ninguno dijo nada. Él trayecto se les hizo eterno, eran muy conscientes de las reacciones que provocaba la cercanía de sus cuerpos. Samuel quería asaltarla y hacerle el amor allí mimo y si lo hubiese hecho, ella se lo hubiera permitido, pero no lo hizo. Con el paso del tiempo, la tensión crecía entre ellos hasta que el cochero paró, ya habían llegado. Christine bajó aliviada de terminar con esa tortura y se sorprendió al ver la estampa que había ante sus ojos. Era una hacienda de veinte fanegadas por lo menos, el cultivo de las cañas de azúcar se extendía por doquier y la casa, majestuosa, se encontraba en el centro. Le recordaba a las residencias veraniegas que había en Londres, grandes, amplias y con un exquisito gusto, propio de gente con clase y no de un pirata, aunque como le había dicho él, no lo había sido siempre. Eso le hizo pensar en lo poco que lo conocía. Samuel observaba la reacción de Christine, parecía una tontería, pero esperaba que le gustase su casa. Vio como su expresión pasó del asombro a una de duda cuando frunció el ceño.

Un mar revuelto (En Corrección)Where stories live. Discover now