Tardes de lluvia, alitas picantes y gambas

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Los personajes de este maravilloso manga no me pertenecen, son propiedad de Katsura Hoshino. Todos aquellos que no conozcan son de mi propiedad. Esto es solo por diversión y no lucro de ninguna manera con esto.

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Capítulo 1

Tardes de lluvia, alitas picantes y gambas.

— ¡¿Por qué me tengo que poner eso?!

— ¡Porque yo digo! ... y en verdad necesito que lo hagas Allen, mas nadie querría ayudarme con esto—le volví a mostrar el yukata azul oscuro—además que luego de esto iremos a desayunar y en la tarde al bar. Así que como recompensa... te comprare las gambas.

—... —me miró de reojo como si no me creyera ni un poco. Las gambas de el bar de la universidad eran las mejores que haya probado, un poco costosas pero le debía mucho a Allen.

—Lo prometo.

—Ya que insistes—me quitó el yukata de las manos. A veces era fácil hacerlo caer pero habían otras que no me molestaba recompensarlo, en verdad se lo merecía por soportarme tantas cosas.

—Allen...

— ¿Qué? —volteó a verme antes de entrar al baño y le mostré una de esas sonrisas que a él no le agradaban mucho.

—Tienes que hacerte una cola de caballo—Allen tenía el cabello largo, rebeldía diría yo pero no le quedaba mal y Lenalee no decía nada—por favor...

—... —soltó un suspiro y se metió al baño con fastidio.

Me senté a esperarlo en unas mesas cerca del baño, no había nadie en esa zona y las clases ya habían comenzado para algunos y para mi aún faltaban unos veinte minutos más. Me puse muy nervosa antes y en consecuencia le terminé escupiendo el café a Lenalee en la cara. No puedo culpar a nadie más que a mí misma de lo que sucede en mi vida.

Mamá siempre decía que cada paso en la vida lo diéramos lento, analizar cada movimiento... creo que de sus tres hijas yo soy la que menos le ha hecho caso. Mis otras hermanas estaban lejos y desde que papá se casó con Meriel hace ya dos años yo me he "concentrado" más en mis estudios.

Por eso hoy en día a causa de cierto "problema" siento que me desvié del camino de manera espectacular, y no solo eso, también dañé la confianza que Reever me dio desde que comenzamos nuestra relación y aunque él no supiera nada yo me sentía miserable con todas las letras de la palabra, y en mayúsculas.

—Allen si se tarda... ¿no y que había vivido en Japón el canoso prematuro? —miré mi reloj, aún faltaba pero me pareció raro que se tardara tanto—justamente hoy tenía que aparecer este ser...

— ¿Qué haces aquí? —y todo se fue para la mierda de manera espectacular también. La voz sonó detrás de mí, no me quería voltear pero ignorarlo era como decir que él había ganado... y eso jamás.

—Hola, ex compañero...

—No me llames así, el profesor nos puso juntos en ese trabajo y ya—no tenía más mal carácter porque después explotaba.

—Tan lindo y amable como siempre. Dime una cosa, ¿Naciste así o te bañaron en vinagre?

—Y tu tan contestona como siempre... ya sabes que fue lo que paso la última vez que me hablaste mal—claro que lo recordaba, me estaba carcomiendo la mente desde que lo vi pasar por uno de los pasillos de la cafetería.

Las rutas de la vida.Where stories live. Discover now