23:59, Diciembre 24 - Por paulalcda

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Hace dos años que ese familiar ya no viene a pasar las fiestas con nosotros, hace bastante ya las pasa en otro lugar donde no podemos verlo pero oramos porque esté comiendo mucho y teniendo un buen momento.

Desde hace tanto tiempo no veo su rostro ni su sonrisa, ni oigo sus felicitaciones porque mi cumpleaños es el mismo día que Navidad...Desde hace tanto tiempo la abuela ya no está conmigo para apretar mis mejillas y decirme ''felicidades'' a la hora del brindis de noche buena.

Ella nos dejó en una tarde de agosto, pero su recuerdo y el luto se arrastró hasta Diciembre, donde cuando nos sentamos a la mesa la primera vez nadie pudo sonreír sin forzar las puntas de sus labios. Lo recuerdo perfectamente.

Yo me senté en la cabecera de la mesa, a derecha estaba Charlotte y a mi izquierda Felicity. Mi mamá estaba en la otra cabecera y Daisy y Phoebe se sentaron una al lado de la otra. Su lugar estaba vacío y nadie quería tomarlo.

Sentí un nudo en mi garganta apretar y ahorcarme, estuve al borde de las lágrimas, pero mi madre lo arregló.

-¡Bueno!, ¿pero cómo vamos a dejar éste lugar solo? Tenemos que estar todos unidos, ¡es navidad! –bramó, con una sonrisa maternal de oreja a oreja, mientras que corría su silla al lugar de la abuela y se sentaba en éste.

Recuerdo que tomó los cubiertos y cortó el pollo que esa noche comimos, y luego, cuando fueron las 12 de la madrugada, la encontré en la cocina. Bebía un poco de vino y sus ojos estaban hinchados por llorar.

-A mi también me hizo falta –le susurré, mientras le arrebataba la botella de vino y la alejaba. Ella no tuvo la necesidad de ponerse a la defensiva, sólo se limpió la vista y me observó.

-Lamento que no hayas tenido un saludo de cumpleaños de ella –susurró, con la voz herida y el alma casi rota. Esa noche la abracé fuerte, rodeándola con mis brazos y enterrando mi rostro en su hombro. Sentí que me rodeaba con todo lo que tenía, con su alma y corazón, con su vida y sus sentimientos...

Cuando eres mayor y las fiestas de fin de año se acercan comienzas a verlas desde otro punto, de otra forma y con otros ojos diferentes a los del niño pequeño que una vez fuiste. Eso me pasó la primera navidad sin ella, sin su sonrisa y sus ojos radiantes, sin sus movimientos delicados y sus quejidos sobre cuanto sus huesos dolían.

Faltaba ese lugar y ese plato, faltaban esos comentarios hilarantes. A la hora de dar un último brindis y besar las mejillas de tus familiares, falta ese pómulo que no volverás a besar por muchísimo tiempo.

La primera navidad fue la más difícil, como ya dije, pero los festejos tuvieron que estar, mis hermanas eran pequeñas y no se les podía arruinar algo tan bello como lo que la navidad aparenta. Por ende todos nos pintamos una falsa sonrisa y cocinamos el mejor pollo con hiervas, junto con los mejores postres y caramelos, para finalmente quitárnosla con desmaquillante por la noche y dormir entre las lágrimas del luto.

La herida en el pecho del familiar que está ausente para siempre nunca sana, durante Diciembre siempre crece y nos apuñala apenas un poquito para que recordemos que la fecha se está acercando y nosotros no podremos besar su mejilla. Y justo cuando el día llega, la estaca se nos clava en el pecho como una lanza.

Caemos en la realidad de que jamás va a volver a pasar una fiesta con nosotros, que realmente ya todo acabó y desde ahora siempre tendremos un lugar vacío en la mesa, un plato menos, comentarios faltantes y copas que no se llenarán con sidra.

Tardé bastante en asimilar el hecho de que mi abuela jamás volvería a mirarme a los ojos y decirme algo como ''Feliz cumpleaños, Lou'' para luego bromear acerca de que sólo me compró un regalo porque no estaba dispuesta a que me aprovechara del hecho de que nací en Diciembre.

Proyecto: Navidad 2015 || ONE SHOTS || ElCartelDeLarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora