Ese domingo era importante, porque era él último domingo de Louis en su casa, iban a trasladarlo a una clínica especial, para llevar mejor su tratamiento.
Harry cogió su chaqueta, su bufanda y su pequeña mochila de los increíbles donde había guardado su regalo para Louis y salió corriendo hacia la casa de al lado.
Una vez allí, saludó a Jay y subió corriendo hacia la habitación del castaño.
Louis estaba acostado en su cama, tenía un libro en sus manos, pero su mirada estaba perdida en algún punto de la pared.
Harry sacó sus pequeñas botas y saltó a la cama de Louis, asustándolo.
Louis dirigió su mirada al ojiverde y le dedicó una sonrisa. Lo iba a extrañar tanto.
— ¡Hola, Lou! — abrió sus brazos y envolvió al mayor en un gran y apretado abrazo.
— Hola pequeñito.
— ¿Qué estabas leyendo?
— Uhm.. no sé — Harry río — solo quería distraerme mientras venías. Tardaste un poco hoy, ¿te quedaste dormido eh?
El menor negó
— ¿Entonces?
— Estaba terminando mi súper regalo para ti.
Louis tosió un poco y se acomodó en la cama — oh, y ¿Qué es?
Harry abrió su mochila y sacó 6 sobres de colores.
— ¿Todas para mi?
El ojiverde asintió y se los entregó. — ¡Pero no los abras ahora! Lee lo que dice adelante.
Louis tomó los sobres y empezó a leer lo que decía en la parte delantera.
Abrir cuando te sientas feliz
Abrir cuando te sientas triste
Abrir cuando quieras reír
Abrir cuando me extrañes
Abrir cuando no puedas dormir
Abrir cuando estés aburrido
El mayor sonrió y miró a Harry, apreciaba tanto, tanto tener su amistad.
Era en esas circunstancias en las que aprendes a apreciar cada pequeño detalle de la vida. Y se preguntaba por qué, por qué tuvo que pasarle eso para disfrutar cada segundo que pasaba con su mamá, para amar, incluso, esos momentos que antes consideraba insignificantes, como sentarse a ver tv o ir solo a la ducha. Porque Louis sabía que su enfermedad avanzaba, que pronto no iba a poder valerse por sí mismo, que iba a necesitar ayuda para hacer sus cosas.
Pero ahí estaba, fijando su mirada azul en ese tierno e inocente niño que se encontraba frente a él.
Sus manos descansaban en su regazo, sus pies bajo las sábanas y su mejilla apoyada en la cabeza del menor.
— ¿Por qué le suceden cosas malas a la gente buena, Lou?
Harry tenía su mejilla apoyada en el hombro de Louis y sus deditos haciendo un camino de ida y venida por todo el brazo del ojiazul. Gestos simples que Louis amaba de Harry, y que Harry amaba hacerle a Louis.
Louis suspiró y acarició su cabello — No veo que cosas malas te sucedan a ti, Harry.
Harry frunció el ceño y golpeó suavemente con su mano, el brazo de Louis. — Estoy hablando de ti, tonto.
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Proyecto: Navidad 2015 || ONE SHOTS || ElCartelDeLarry
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