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DANA

La semana pasa relativamente tranquila. No vuelvo a hablar con Hunter y ya no tengo que intentar evitarle todo el tiempo pues parece que él mismo ha decido dejarme en paz.

Estaba claro que tanta atención por parte de un chico como él era algo muy extraño.

El jueves volvemos a tener ensayo en el gimnasio y las parejas están completamente  hechas. Hunter no aparece por lo que la señora Tanner me empareja con otro chico al que le falta acompañante durante la clase. A mi me parece perfecto, no querría tener que bailar con Hunter... Que ya ni siquiera me habla.

El fin de semana lo paso en el bar, tocando piezas clásicas, las que más me gustan a mí y el local permanece tranquilo... como siempre. El jefe me informa de que la semana siguiente será especial ya que se celebra el aniversario de su apertura. Me detalla cómo serán los días y lo que tocaré, mi vestuario debe ser más que refinado por lo que un vestido largo es lo más casual que podré llevar. Maldita sea, ¿De dónde saco yo ahora un vestido así?

El lunes al llegar a casa, tras hacer los deberes y rebuscar como loca en todo mi armario, refunfuño y me siento en la cama rendida. No tengo nada a la altura de lo que me han pedido.

El ruido de la puerta abriéndose llama mi atención y levanto la vista al instante. No hay nadie más mas en casa. Salvo... Ella.

-¿Mamá? -Me levanto de la cama com rapidez y me acerco a ella para ver qué le pasa. Ella solo mira mi cuarto hecho un desastre, con la vista algo perdida. Algunas cosas nunca cambian. - ¿Te encuentras bien?

-Hacías mucho ruido... - susurra con la voz queda.

-Perdona, es solo que no encuentro un vestido elegante para ponerme. Tengo que ir al trabajo y esta semana es imprescindible que vaya de gala. - Aún sabiendo que no está escuchando nada de lo que le digo pues seguramente pensará que no le importan mis problemas, yo me desahogo igual.

Y cuando termino sigue en la misma posición y con el mismo semblante. Genial.

-¿Quieres comer algo mamá? - Me restriego la mano por la frente apartando mi pelo hacia atrás y la saco de mi habitación agarrándola con cuidado para que no se caiga, aunque si ha podido subir las escaleras, no estará del todo mal.

-Una tortilla con mahonesa. - Sonrío para mis adentros, su plato favorito.

-Pues ahora mismo te la preparo, ¿Puedes bajar? - Le acompaño hasta las escaleras, pero ella se gira y camina hacia su habitación sin pronunciar palabra, siempre con los ojos entrecerrados y mirando hacia ninguna parte en concreto.

-Mamá... Mamá. - Entro en su cuarto para saber qué intenta hacer y la veo rebuscando en sus cajones. Llevaba tanto tiempo sin verla frente a su armario, que por un momento me quedo paralizada, observándola desde el quicio de la puerta y recordando tiempos pasados. -¿Quieres que te ayude?

Me acerco y me siento en la cama detrás de ella, observando cómo saca una caja de entre toda su ropa. Ropa que lleva años sin ponerse.

Se acerca y se sienta a mi lado en la cama. Luego me entrega la caja, aún sin mirarme.

-¿Qué es? - Pregunto esperando que sea ella la que me diga lo que hay dentro, pero no lo hace así que suspiro y abro la caja con cuidado.

Ante mi aparecen unos papeles que protegen algo en el interior. Miro a mi madre esperando algún tipo de reacción, pero ella sigue como perdida. Por un momento me pregunto si realmente es consciente de lo que está haciendo o simplemente anda sonámbula por la casa.

TU ELIGES (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora