— No es necesario mamá.

Dije y acto seguido apague las velas.

"Deseo poder recordar todo, absolutamente todo." Pensé y apague la última vela.

(...)

Ya era las 10 de la noche en el club donde habíamos ido con So y Alex. Mis padres se quedaron en casa y nosotros salimos de fiesta.
Si mis padres son los mejores.

La verdad no sé porque me gustan tanto los clubs. Siempre que vengo me gusta sentarme en la barra y pensar. No bebo, la verdad nunca me ha gustado, o al menos eso es lo que recuerdo.

Me gusta ver cómo la gente baila al ritmo de la música. Pero pocas veces me les uno. Tengo una conexión con las barras, es como si en ellas hubiera pasado algo importante... Cada vez que me siento en algún taburete y miro a la gente bailar, de alguna manera me siento cómoda.

Ya se, soy rara.

— ¿Te gustaría bailar?

Miro hacia arriba extrañada. Y me encontré con unos lindos ojos mieles... Mieles... ¿Porque siento mariposas en el estómago cuando pienso en ese color?

Era un chico alto, fuerte y por su sonrisa parecía Cortés.

— Claro por qué no.— Me levante de mi taburete y camine con el chico hacia la pista.

El chico bailaba bien. Sabía moverse al ritmo de la música. Pero siempre que bailaba con un chico sentía que me hacía falta algo.

Mire sus ojos miles y sonreí. Me gustaba ese tono de ojos por alguna razón.

— ¡Bailas muy bien!— alzó el tono de su voz para que lo oyera a través de la música.

—¡Gracias!— respondí con el mismo tono.

Seguimos bailando por un buen rato, hasta que la música dejó de sonar.

El chico me pregunto si quería algo de tomar. Me negué, pero él era tan insistente que termine aceptando ir a tomar algo con él. Pero que conste solo agua.

Nos sentamos y pedimos nuestras bebidas. Vodka doble para él, agua para mí.

—¿Así que vienes seguido?— pregunto con una sonrisa coqueta.

— La verdad no mucho... Solo porque hoy es mi cumpleaños.

— Vaya ¡Feliz cumpleaños entonces!

Sonreí. Y el mesero nos interrumpió con nuestra orden. Tome un poco del agua que había en el vaso ¡oh! ¡Esta helado!

—¿Ocurre algo?— pregunto con un cierto tono de preocupación.

— Ehm... No, solo es que el agua estaba helada. Eso es todo.

Él sonrió pícaro y se bajó de su taburete para acercarse al mío.

— ¿En serio?— pregunto divertido. No entendía la actitud de este chico. Había dos opciones: era bipolar, o no tiene mucha resistencia al alcohol.

El arte de enamorar {editando}Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα