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Tal y como lo querían, éste capítulo será sobre Fizzy. Contaré lo que sucedió con ella, y demás cosas.
Disfruten, pequeñas.
 

Shaya.

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Fizzy caminaba feliz, dando cortos saltos, con una gran sonrisa en su rostro. Sus largas medias estaban deslizándose por sus piernas, pero aún así no detuvo su "momento feliz", aunque siempre tenía uno en el día. De repente, una mano fría, grande, y fuerte la detuvo. Sintió cómo tironeaba de su hombro para que volteara para ver a la persona. Era Troy. Ella no sabía lo que haría, quizás sólo la regañaría como siempre, y esta vez por dejar que sus medias se cayeran, haciéndola ver una hija mal educada al no detenerse para acomodarlas en su lugar. Troy observó el rostro de la pequeña infante que estaba enfrente de él. Se veía vulnerable, sin protección alguna.

La tomó por la muñeca con fuerza, y sin dejar que la pequeña escapara la entró hacia la gran casa en la que vivía la familia Tomlinson.

La pequeña tenía una mueca de confusión, y su ceño estaba, ahora, fruncido por la total confusión.
¿Qué había hecho esta vez? Era una chica excelente, un modelo a seguir diría yo si imitara a todos los que hablan con ella.

La pequeña fue bruscamente sentada en el sofá de la sala, alguien más aparte de Troy estaba allí: Louis. Había temor en los ojos de su hermano. Ya no tenían ese brillo que hacía que sus ojos deslumbraran a todas las personas que lo vieran, haciéndolos ahogarse en el mar que contenía dentro.

Ambos sintieron los gritos de Johannah, quien caminaba hacia su esposo para insultarlo como siempre. Ambos chicos intercambiaron miradas llenas de temor pero ninguno se atrevió a decir, ni hacer nada; sabían que Troy podría reaccionar mal. Hablo de «Troy» y no de «su padre» porque, ¿eso ser un padre? Ni en sueños. No es un padre quien abusa de sus hijos tanto verbal como físicamente, diciéndoles que no sirven para nada. Llamándolos inútiles a cada segundo cuando tuviese la oportunidad de hacerlo. Louis tenía en su cuerpo más de diez moretones en piernas y brazos, y uno demasiado aterrador en un costado de su estómago, todos causados por el abuso de Troy. Por parte de Fizzy, tenía cortaduras y arañazos que Troy le proporcionaba por medio de sus uñas.

-¡No soportaré más que ése- gritó Troy, apuntando a Louis- siga usando ropa de niña. ¡¿NO VES QUE FIZZY YA CASI NO TIENE ROPA PORQUE ÉL SE LA QUITA?!
-¡Fizzy comparte su ropa con él, Louis siempre la devuelve!- Gritó una furiosa Johannah. No podía creer que Troy fuese un monstruo. Ése no era el Troy que conocía.
-¡PUES NO ME IMPORTA! ¿SABES QUÉ? ME LLEVARÉ A FIZZY.- Dijo él riendo entre dientes. Mierda, ¿Louis había oído bien? ¿Se llevaría a Fizzy? No, mierda no. Algunas lágrimas comenzaban a caer por las mejillas del chico, lo mismo con Johannah. Pero Fizzy permanecía estática, no lloraba, la angustia se había ido de su cuerpo. No sabía por qué, pero la angustia había desaparecido de un momento a otro.

El hombre se volteó hacia Louis y comenzó a gritarle como nunca lo había hecho.

-¡Si tú vas a comportarte como una niña y te es imposible ponerte unos putos pantalones sin protestar, Fizzy será mi hijo!

-¡No puedes hacer que ella deje de vestirse como lo que es para ser otra cosa totalmente diferente!

-Oh, ¿si? ¿Y este marica puede usar putos vestidos cuando quiera? ¡No quiero tener un jodido marica en mi vida, necesito a un jodido hombre para enseñarle cosas de hombres! ¡Necesito a alguien aquí que sepa de mecánica, de fútbol! ¡No necesito a alguien que sepa cocinar, ni pintar sus uñas! Lo único que tú sabes hacer es beber malteadas de fresa. Ja, y encima, ¡de fresa! ¡es rosa! ¡¿NO PUEDES ELEGIR OTRO SABOR?!- Gritó Troy, apuntando a Louis. Tenía sus manos cerradas, apretadas como puños, quería golpearlo. Pero no lo haría, no lo haría esta vez. Llevó una de sus manos a la muñeca de Fizzy y tiró de ella para levantarla de la silla en la que estaba sentada, ahora, llorando. No le hubiese importado que le gritara a ella, pero le había gritado a Louis.

Louis era perfecto con sus vestidos, con sus uñas pintadas, con sus malteadas de fresa.

Sin más preámbulos corrió tirando del brazo de la pequeña y Louis reaccionó. Se levantó de su asiento y comenzó a correr detrás de ellos. Obviamente no corría tan rápido como el hombre. Para cuando llegó afuera Troy ya estaba dentro del auto con Fizzy. Ella golpeaba las ventanas y veía a Louis con desespero. La angustia volvía a los dos infantes. Cuando el auto arrancó Louis corrió tras él, tropezándose con sus cordones desatados. Simplemente se levantó todas las veces que cayó, pasó sus manos por las heridas y siguió corriendo, pero no alcanzó al auto.

Y en su vida, nunca más logró alcanzar nada.

Ahora, Harry era su sueño. Y alcanzarlo era su meta.




milkshake Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin