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Elle.

Me desperté y lo primero que vi fue el rostro de Cris. Se veía tan lindo ahí en la silla que no quería moverlo.

-Despiertalo.-ordenó la enfermera asustándome.

-¿Qué?

-Despiertalo-repitió.

Decidí hacerle caso agradeciéndole mentalmente, porque realmente quería ver qué decía o que excusa tenía para estar aquí al lado mío cuando se suponía que nadie podía entrar, aunque me encantaba que estuviera aquí. 

Le toqué la nariz varias veces, como no despertaba le toqué las demás partes de su perfecto rostro. Ahí abrió los ojos.

-¿Tienes problemas?- preguntó con voz ronca.

Y solté una carcajada.

-Te encanta.-aseguré y la enfermera Tony alzó la cejas.

Se veía tan atractivo que dolía mirarlo, tenía los ojos más grandes que siempre pero su rostrose mostraba varonil en todo momento. 

-Ajá.-se pausó acomodándose el cabello.- Tony.- llamó volteándose a donde estaba la enfermera.-¿Cómo está la niña?- preguntó este.

Intenté decirle con mi cara a la enfermera que contestara positivamente. 

- Mejorando -contestó ella.

-¿Y cuándo sale?

Ay Dios.

-En una semana.- Cris se volteo tipo el exorcista y me miró horrorizado.

-Si esta mejorando ¿Por qué tanto tiempo? -preguntó restregándose los ojos aún despertandose. 

-Sus heridas son muchas y algunas muy profundas, a ella le duele el cuerpo y necesitamos hacerle pruebas.-me recordó.-Además, no ha recordado, y espero que en una semana, lo haga.-repuso, saliendo de la sala.

-Yo también espero eso. -dijo Cris.

-Si, yo también.-hablé riendo. 

-¿De qué se supone que te ríes?-preguntó mirándome como si fuera una loca y reí más fuerte.

-La manera en la que hablas recién levantado me da risa.-expliqué y le sonrié.

Era tan sexy, pero eso no se lo diría. 

-Te das cuenta de que tienes problemas.-me dijo y nos reímos.

-¿Qué haces aquí?-pregunté mirándolo con los ojos entrecerrados. 

-Si no quieres que esté aquí, me voy. -sentenció haciendo un ademán para irse. 

Lo agarré antes de que se fuera riendo. 

-No bobo. 

-Me escabullí para asustarte pero no pude, el sueño me ganó.-dijo él con tranquilidad.

-No me sorprende.

-¿Por qué? -preguntó cruzando las piernas.

-Duermes como si fuera tu trabajo.

-Si.- admitió riendo.-Pero no es un crimen, así que deja tu acoso.

-¿Acoso?-pregunté riendo.

-¡Elle!- exclamó Sasha entrando como una demente por la puerta y me abrazó. Por su hombro vi como Cris salía de la habitación.-¿Cómo estás? Eres una torpe.

-Estoy bien. -respondo un poco desconcertada. 

-¿Quien lo hizo? lo demandaré. ¡Mira como te dejó! -exclamó viéndome con los ojos como platos. 

Te Encontré.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora